Llegar a la tercera edad es una muestra de entereza y fortaleza de ciudadanos, hombres y mujeres que pasando los 65 años, merecen reconocimiento especial por el tiempo activo que entregaron en sus diferentes actividades de servicio, fuentes laborales, y lo que es importante, sosteniendo sobre los hombros o la espalda el peso de muchas responsabilidades que permitieron a los más jóvenes alcanzar también metas de sobrevivencia.
En varios países rigen normas especiales para cuidar este material humano que vive un periodo de rezago en su actividad regular, por lo mismo merece respeto y el reconocimiento ciudadano que debe patentizarse en buenos tratos, allí donde su presencia es regular y exige atenciones particulares, que no son otras que aquellas que merecen abuelitas y abuelitos. Diferentes gobiernos tienen como premisa el cuidado de dos segmentos societarios, el de niños y jóvenes y el de personas de la tercera edad.
En nuestro país, se han dictado varias leyes, se aprobaron algunas ordenanzas, se hizo despliegue de recomendaciones, casi todas para beneficio de la gente adulta mayor, sin embargo de la teoría escrita y algún ocasional reclamo, ese conjunto de normas son incumplidas olímpicamente, aspecto que se observa cada día, en diversas circunstancias.
En el análisis sobre la situación del adulto mayor en nuestro medio se establece que estamos muy distantes de que se cumpla ese conjunto de normas: prevalece la discriminación, maltrato, desatención, abusos en ciertos sectores como por ejemplo en centros médicos, en el caso del transporte público, en trámites del esquema oficial o municipal, en entidades de servicio é incluso en algunas circunstancias en el seno familiar. De simples recomendaciones no se puede vivir con seguridad, una situación que merece convertirse en prioridad de Estado, como sucede en otras sociedades, donde la tercera edad, es considerada la de oro, por lo mismo la más rica y la de mayor cuidado.
Hay que organizar nuestra vida pensando en que el tiempo pasa más rápido de lo que somos capaces de percibir y hay que tomar decisiones para vivir la vida en plenitud en todas sus etapas, tanto afectivas como económicas. Para que la vejez sea estimulante, tiene que tener sueños, asociados a proyectos que deben seguir dando vida activa a los seres de la tercera edad.
Nadie quiere envejecer, eso parece ser un patrón común, pero también es cierto que hay muchas personas que agradecen serlo, personas que logran equilibrar el privilegio de cumplir años y que celebran la vida, porque son consientes de que, de lo contrario, estarían literalmente muertas y eso no es lo que quiere la gente de la tercera edad, quiere prolongar su vida, pero con felicidad.
El presente día, de agosto de cada año, ha sido declarado "Día de la dignidad de las personas adultas mayores" mediante Decreto Supremo que se logró aprobar el año 2009, luego de varios intentos y muchas gestiones de ciudadanos que alcanzaron la edad de recibir atenciones, sin obligación de retribuirlas, es el derecho al sacrificio de muchos años en labor activa.
Ojalá que los adultos mayores que lean estas líneas, agradezcan el haber llegado a tener los años que tienen y los disfruten plenamente, y que los jóvenes dejen de pensar en "no querer envejecer" y se pongan a trabajar para preparar su vejez desde el corazón y no sólo desde el bolsillo: que escuchen, busquen y admiren a los mayores que tienen cerca y que tienen derecho a vivir con dignidad.
Fuente: LA PATRIA
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