Con coraje y decisión, mostrando valentía a toda prueba y anunciando varios cambios, así como una tenaz lucha contra la corrupción, el nepotismo y anunciando una reestructuración administrativa, comenzó su trabajo la nueva Alcaldesa de Oruro, Rossío Pimentel Flores. Dijo que quiere un municipio eficiente, para servir y atender preferentemente al ciudadano, dejando atrás viejos moldes y anacrónicos sistemas, por lo que modernizará el control de la administración municipal.
Explicó que la verdadera fortaleza de una democracia no reside tanto en la condición de su estructura política sino más bien en la ciudadanía, que incuestionablemente debe formar parte de la administración comunal, convirtiendo sus demandas en la principal estrategia para construcción instrumentos destinados a satisfacer necesidades, con efectiva y plena participación ciudadana en la toma de decisiones en el municipio.
Aseguró que los orureños ahora podremos tomar decisiones para mejorar Oruro y construir una región participativa, lejos de la intromisión de quienes vienen a nuestra tierra con el ánimo de ser nuevos ricos y luego de usufructuar se van a invertir en otros distritos, en clara alusión a los últimos alcaldes que buscaron más su beneficio antes que servir a la población. El que más medro del presupuesto municipal fue el alcalde Guillermo Rosso que incluso utilizó como vivienda la Cabaña del Vivero Municipal, donde recibía atención del personal de la Alcaldía, para luego ser elegido senador y residir en Santa Cruz. En esa misma línea, su pupilo Edgar Bazán, luego de ejercer por casi una década la función edilicia, no cuenta con vivienda propia en Oruro.
La alcaldesa Pimentel quiere revertir esa situación y asegura que su elección por la decisión insobornable de los orureños, por su mística y el deseo de conservar lo nuestro, permitirá preservar el patrimonio que nos legaron nuestros antepasados. Puso de manifiesto la actitud rebelde de un pueblo combativo y heroico que se cansó del sojuzgamiento, del abuso de poder, de las actitudes arbitrarias y hasta el menosprecio de autoridades que vieron la facilidad del enriquecimiento ilícito antes que trabajar a favor de la comunidad.
Prometió auténtica vocación de servicio, así como lo hizo desde las lides del periodismo y como periodista seguir trabajando por mejorar la región en beneficio y a favor de todos quienes buscan mejor calidad de vida, de quienes esperan desde hace muchos años que se ejecuten proyectos que están guardados en un rincón con telarañas y obras que merecen prioridad, ni siquiera fueron tomadas en cuenta por que primó la política partidista, antes que el servicio a la población.
Aseguró que mantendrá su independencia partidaria, porque la única militancia que no mancha es el servicio al pueblo y sus instituciones. Pidió a los ciudadanos apoyo a su gestión y que ahora los orureños nos pongamos la camiseta para construir una ciudad, un municipio y una región pujante, como fue la tierra que heredamos de nuestros abuelos, para así recuperar la importancia económica, social y política de Oruro que por su estratégica ubicación geográfica y ahora con el modelo de autonomía tiene que ser la primera ciudad del país, para recobrar lo que en justicia nos corresponde, como distrito que siempre aportó al sostenimiento de la economía nacional.
La convocatoria a los orureños, que son todos los nacidos en esta tierra y quienes se asentaron para construir una región progresista, fue categórica cuando la alcaldesa les pide participar de este gran desafío que es construir corporativamente el Oruro, con adecuados servicios, tráfico vehicular ordenado, calles limpias y aceras bien pavimentadas, así como una adecuada iluminación y señalización para vivir al nivel de otras capitales.
El desafío esta lanzada y los compromisos de la nueva alcaldesa asumidos con voluntad y entrega para trabajar por una región que tiene grandes necesidades, donde se vive de permanentes frustraciones y donde todos los orureños deseamos que mínimamente el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, se contagie de la mística orureña de Rossío Pimentel, porque también se reclama como orureño, pero poco o nada hace a favor de nuestra región.
Ojalá se infunda y multiplique esta mística orureña para alcanzar un desarrollo sostenido y podamos dejar como herencia una región progresista y pujante para nuestros hijos. Ellos esperan mucho de nosotros para no sufrir las postergaciones, engaños y promesas que nos dejaron pasadas generaciones.
(*) Periodista.
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