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Domingo 20 de agosto de 2017

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Revista Dominical

Cuando estás a punto de tirar la toalla

20 ago 2017

Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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¿Sentiste que se te viene el mundo encima, que no hallas salida y sólo quieres desaparecer de la faz de la Tierra? Pues a mucha gente le ha pasado, especialmente le ocurre a los adolescentes, pero los adultos no están libres de esas sensaciones que les llevan a querer tirar la toalla, es decir, a rendirse, peor aún, sentirse atraído como por un gigantesco imán hacia la muerte, que es lo mismo que tener una irrefrenable tendencia al suicidio.

El suicidio suele ser un tema tabú, porque a mucha gente le da miedo hablar de la muerte, a otro tanto le da miedo la muerte en sí, porque es un misterio, no sabemos qué hay más allá de la vida por lo tanto preferimos pasar de lado y no mirarlo, sin embargo, es una realidad que está ahí, sin ir muy lejos, el viernes 18 de agosto, un hombre de 51 años se lanzó de un puente en Porongo, Santa Cruz. La semana pasada se informó sobre la muerte de otro que se había lanzado desde lo alto del edificio de Cotel, donde trabajaba.

Y así, podemos citar muchos ejemplos de personas que optan por acabar con su vida, en lugar de enfrentarla, algunos inclusive deciden llevarse consigo a alguien más o a muchas personas más. Recordemos hace algunos años, cuando una fuerte detonación alborotó la zona central de la ciudad de Oruro, ocurrió en plena plaza principal, cuando un hombre agarró a su pareja y decidió terminar con la vida de ambos, hizo detonar una dinamita y ambos volaron en pedazos, fue un caso que estremeció a todos los orureños. También recordemos el piloto que estrelló un avión porque tenía tendencias suicidas y nadie lo notó, murieron más de un centenar de personas porque él no se sentía feliz con la vida que llevaba y decidió quitársela, pero se llevó al más allá a esas almas inocentes y que no tenían nada que ver con su situación.

Ismael Cala, en un video de un minuto en el que habla sobre la felicidad señala como un tip para ser felices y no dejarse abatir, que no hay que juntarse con personas negativas, para no dejarse influir por esos sentimientos que conducen a la tristeza, a la apatía, a doblegarse, a abandonarse.

Pero, pensémoslo desde otro ángulo, ¿qué tal si el negativo soy yo?, lo que menos necesito es que me hagan a un lado, que pasen de mí, que la gente se aleje como si tuviera repelente contra personas. Al contrario, necesito apoyo, soporte, contención, quien me escuche, quien me abrace y me diga que todo va a estar bien, que me aliente y me impulse, quien me tienda la mano y me saque del pozo depresivo en el que estoy metido o metida.

Analicemos un poco, ¿qué es lo que lleva a una persona a desear la muerte? Según los psicólogos de nuestro tiempo todos tenemos en nuestra naturaleza el instinto de la vida y de la muerte, es decir, ese deseo instintivo de morir y de matar; así como amamos la vida, también nos aferramos a su opuesto que es la muerte, y cuando esos instintos de querer morir y matar se unen, es que ocurren las tragedias, como los accidentes, los homicidios, los asesinatos.

Para la Organización Mundial de la Salud, el suicidio constituye un problema de salud pública enorme. «Cada suicidio supone la devastación emocional, social y económica de numerosos familiares y amigos», ha declarado la Dra. Catherine Le Galès-Camus, subdirectora general de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. «El suicidio es un trágico problema de salud pública en todo el mundo. Se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras.»

Existen personas, principalmente adolescentes, que pretenden llamar la atención de sus seres amados autoflagelándose, lastimándose a sí mismos y algunos inclusive sueñan con ver el sufrimiento que causaría su muerte, por lo que llegan a hablar del día en que ya no estarán en este mundo, a intentarlo sin éxito y otros a conseguir su propósito. Pero lo que no se dan cuenta quizás es que ni siquiera llegarán a verlo y se irán de este mundo sin saber hasta qué punto su fallecimiento causó la pena de alguien, aunque es obvio que sí causará mucho sufrimiento, en especial a su familia.

Las causas que llevan a una persona a quitarse la vida son variadas, no existen patrones determinados, pero según el tipo de sociedad, de los valores que se practican en ella y de la educación de la persona pueden tener causales comunes en determinados lugares y ser diferentes de otros países. Sin embargo, todas tienen un común denominador, la desesperanza, el rendirse, el sentir que uno ya no tiene fuerzas ni el valor para continuar, las más comunes suelen ser las económicas, por la falta de dinero o las presiones por deudas, o las decepciones amorosas, infidelidad, un rompimiento.

El hecho de que la persona busque soluciones en el suicidio viene también de que en las sociedades actuales se cría a niños poco tolerantes o intolerantes a la frustración, por lo que cuando ven que no consiguen lo que quieren y cuando ellos quieren, se frustran y no hallan salida, se desesperan y optan por dejar de sufrir auto eliminándose.

Es alarmante que en Latinoamérica, Bolivia está entre los cinco países con las tasas más altas de suicidios, y puede deberse al factor económico, ya que entre las causas más recurrentes está precisamente el hecho de que exista pobreza en este territorio. Y lo que más llama la atención en Bolivia es que el índice más alto de suicidios en Bolivia está entre los niños de 5 a 14 años, precedido por Burundi y Mozambique, en África.

Y dependiendo del país, la tasa de suicidios varía de país a país en tema de género, pues en algunas sociedades son los hombres quienes más recurren a él como respuesta a sus problemas y en otras, son las mujeres quienes echan mano de ese recurso para salir de la situación que le aqueja.

La única forma de evitar que las tasas de suicidio continúen en alza, lo que se tiene que hacer es acudir a la prevención, debemos humanizarnos y escuchar más lo que tienen que decir jóvenes, adolescentes y niños, y orientarlos hacia una vida más proactiva y saludable.

Sin embargo, como dice el proverbio popular "ayúdate que te ayudaré", sólo si la persona lo permite alguien más podrá tenderle la mano para salir del pozo, porque si no quiere ser apuntalada, nadie podrá hacer nada al respecto o sus esfuerzos no tendrán fruto, será como arar en el desierto.

Hay individuos que son negativos por excelencia y se les diga lo que se les diga no cambiarán su forma de pensar y de actuar, seguirán sumidos en su depresión, continuarán metidos en su pozo, y será difícil sacarlos de ahí, sin embargo, nada hay imposible en la vida, pues lo único que no podemos solucionar como seres humanos es la muerte misma.

Pero mientras exista vida, por muy difícil que parezca una situación siempre tendrá una salida, todo depende de nuestra actitud ante la vida, algo que podemos contagiar y transmitir a personas que no hallan salida a sus dilemas.

Si eres de los que está a punto de tirar la toalla, piensa que no estás solo, problemas los tienen todos, sin embargo, todo depende de cómo te lo tomes, de la actitud con que se enfrenta esa situación. Rodéate de personas positivas y verás que después de la noche viene el día, a veces es necesario tocar fondo para tomar un impulso y salir adelante.

A los que se encuentran en la situación de ver la vida con positivismo, no desechemos a otros seres humanos por la primera impresión que se tenga de ellos, sino, que dénles una oportunidad de mejorar su vida, de superar sus miedos, no permitir que tire la toalla o recogerla y devolvérsela para que continúe en la lucha, además alentarlo a que siga.

Dejemos de ver la risa como falta de madurez y responsabilidad, las personas que se ríen son más saludables, por lo tanto más efectivas y eficaces en todos los ámbitos de la vida. Finalmente, hay que ser muy agradecidos con todo lo que nos toca vivir, lo bueno nos trae alegría, lo malo viene a dejarnos enseñanzas.

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