A partir de los incidentes fronterizos que se registraron en los límites territoriales de ambos países hace poco tiempo atrás en situaciones similares, pero de resultados diferentes en función de hechos legales y diplomáticos, se abrió una posibilidad de "restablecer" un diálogo, así sea para considerar expresamente la búsqueda de soluciones a problemas fronterizos.
La posición radical e inusual de autoridades chilenas con un grupo de funcionarios militares y de la aduana boliviana que estuvieron más de tres meses en un recinto carcelario de Iquique, sin alternativa de que se entienda el motivo supuesto de una transgresión territorial, mostró una inflexibilidad autoritaria de Chile, que días después tuvo que "tragarse" con sin opciones de reclamo, la infracción de dos carabineros de ese país, que armados penetraron en territorio boliviano y fueron detenidos, pero estos policías del vecino país fueron devueltos a un superior de su unidad policial, en algo más de 72 horas, después de haber permanecido en Bolivia bajo trato deferente, respetuoso y amigable. Ese ejemplo de buscar soluciones amigables y no contenciosas, reabrió la posibilidad de reunir a comisiones de ambos países para tratar una "agenda de temas fronterizos", proceso que ya se inició con un primer encuentro cumplido en Santa Cruz de la Sierra y programado otro que se producirá en territorio fronterizo pero en la jurisdicción chilena, donde se observará en el terreno una serie de problemas que alteran las actividades comerciales y del transporte entre los dos países.
El hecho importante es que se rompió el hielo y los delegados designados por autoridades superiores, comenzaron a dialogar y lo seguirán haciendo en la medida que vayan solucionando problemas y encontrando coincidencias para mejorar las condiciones de mutuo servicio, con respeto y armonía.
En el último tiempo se ha producido un lamentable intercambio de opiniones, en los más altos niveles de ambos países, gobernantes, canciller chileno y otros funcionarios del esquema oficial de Bolivia. Se apreció un malestar sumamente peligroso que no se había dado, ni siquiera cuando se rompieron las relaciones, pero, como se dice, aguas van y vienen, los hechos fronterizos y especialmente el protagonizado por dos carabineros chilenos, mostró que errores como ese pueden alcanzar soluciones positivas en el sentido de una práctica real y respetuosa, tal como lo ha propuesto Bolivia en materia de buenas relaciones, con diplomacia y poniendo en alto valores de solidaridad, fraternidad y fortalecimiento de los vínculos integracionistas, sin que eso signifique renunciar o retroceder en el planteamiento reivindicatorio marítimo, o en la posición natural de asumir defensa en el uso racional de agua dulce para saciar la sed de familias en el norte chileno que consumen diariamente el líquido de las vertientes del Silala.
El tema del contrabando resulta el más importante en su tratamiento, toda vez que comprobadamente proviene del sector chileno, inclusive de sus puertos de Iquique y Antofagasta, donde se llenan de variada mercadería enormes camiones que ingresan a territorio boliviano por varios pasos habilitados por los contrabandistas, a vista y paciencia de las autoridades chilenas. Ese problema tendrá una solución parcial, con una definición de autoridades aduaneras y militares de Bolivia, que han instruido la apertura de enormes zanjas en treinta pasos de frontera que son los favoritos de contrabandistas. Se espera que en función al diálogo de comisiones fronterizas, este asunto sea considerado en su justa dimensión y ambas aduanas, cumplan una tarea conjunta de lucha abierta contra este ilícito negocio del contrabando.
De momento Bolivia propone y Chile escucha, con un diálogo fructífero los acuerdos de beneficio bi-nacional tienen que concretarse.
Fuente: LA PATRIA
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