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En los últimos 10 años de "bonanza", la economÃa del paÃs creció principalmente por el incremento de los precios de los hidrocarburos y minerales, y con esto la pobreza disminuyó, pero este efecto no tuvo incidencia mayor en el sector de salud, ya que los centros y grandes hospitales del territorio nacional continúan en situación de "cuidados intensivos".
Los hospitales, que son referentes nacionales, carecen de equipos con última tecnologÃa, y los que cuentan con los aparatos es por donaciones que muchas veces llegan en mal estado y dejan de funcionar. En lo que va del año en varias oportunidades se tuvo que interrumpir quimioterapias, cirugÃas y atenciones, por la escasez de medicinas e insumos. A esta situación crÃtica se suma la protesta de los galenos.
Si bien es cierto que la salud en Bolivia es un derecho, como señala la Constitución PolÃtica del Estado, muchos ciudadanos creen que se trata de un "privilegio" que se debe comprar si se quiere un servicio de calidad. Esa calidad se puede encontrar en algunas clÃnicas privadas, pero que por consulta cobran cerca de 200 bolivianos, monto que está fuera del alcance de la población de escasos recursos.
Bajo presupuesto
El Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia creció de 9.549 millones de dólares en 2005 a 32.996 millones de dólares en 2014, pero este efecto no se vio reflejado en el sector salud que mantiene un porcentaje del presupuesto menor al 10%.
Según el Banco Mundial, en 2013 el presupuesto en salud en Bolivia era de 84 dólares por persona al año, subió a 92 dólares en 2015, pero sigue siendo el menor seguido por Ecuador y Paraguay que gastan 126 dólares. Venezuela gasta 138 dólares por persona y Uruguay 678 dólares. Los paÃses desarrollados destinan a la salud entre 3 a 4 mil dólares por persona al año.
De acuerdo al Presupuesto General del Estado 2017, la asignación de recursos públicos al sector salud asciende a 18.304 millones de bolivianos, es decir 8,2% del total.
Hospitales en
abandono
Enfermarse en Bolivia puede costarles caro a las familias bolivianas, y más aún si son pobres, por la carencia de infraestructura hospitalaria, fuga de cerebros o falta de medicinas y equipos que garanticen una atención de calidad.
En el hospital de ClÃnicas, un referente nacional y que dentro de tres años cumplirá un siglo de existencia, no hubo mejoras en la infraestructura ni equipamientos, la realidad es tal que el único tomógrafo que tiene ese centro, y que además fue una donación de Cuba, no funciona hace más de seis años, y en el área de quirófanos los especialistas deben recurrir a un taladro casero, de esos que se usan en ferreterÃa, para operar a los pacientes.
En el caso del Instituto del Tórax, la situación de precariedad es similar. En la mayorÃa de sus ambientes hay humedad; sus equipos datan de hace más de 40 años y ya no se realizan cirugÃas a corazón abierto desde hace más de 10 años, por falta de especialistas.
A su turno, el director de Servicios del Ministerio de Salud, Rodolfo Rocabado, remarcó que por la Ley de AutonomÃas los gobiernos municipales están encargados de la administración de los centros de salud de primer y segundo nivel, y las gobernaciones de los hospitales de tercer nivel. Aclaró que el Gobierno nacional se encarga de los hospitales de cuarto nivel.
Según el dato de esa cartera de Estado, en 10 años, de 2006 a 2016, el Gobierno triplicó el número del personal de salud al crear 3.153 Ãtems.
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