Sábado 05 de agosto de 2017
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Editorial y opiniones
Reflexiones deontológicas en la PolicÃa Boliviana para el siglo XXI
05 ago 2017
Claudio Z. Espinoza Luna
Al servidor público policial, se le hace una mayor exigencia el cumplimiento de las normas, por cuanto su rol de referente social le reclama un comportamiento coherente con la ley, la cultura y la ética en los ámbitos del ejercicio de su profesión y de su vida privada. La vida institucional del policÃa, descansa en la disciplina como base y fundamento esencial de su organización; el honor policial, es la virtud ética que obliga al estricto cumplimiento del deber, constituyéndose en la propia dignidad moral para ejercitar los valores axiológicos, profesionales y sociales que norman y deben garantizar un comportamiento ejemplar del policÃa en toda circunstancia. La PolicÃa Boliviana, está comprometida con el bien común y debe actuar siempre en conformidad con los valores de justicia, ética, equidad, lealtad, honestidad, libertad, solidaridad, dignidad, verdad y responsabilidad.
Sin embargo, el imaginario colectivo, a diario cuestiona la ineficiencia con que se cumplen las funciones policiales, la falta de celeridad en la atención de casos, la soberbia, que provoca trato despectivo y desconsiderado a los demás, el dejar hacer dejar pasar, la falta de ética, honestidad, transparencia, lo que genera descrédito y profundiza aún más la desconfianza ciudadana por la que atraviesa nuestra institución policial. Frente a este cuestionamiento, nosotros como policÃas debemos mostrar, signos visibles de vocación de servicio profesional, cultivando principios valores y virtudes policiales especÃficos como: el sacrificio, la dedicación, la entrega, la destreza fÃsica, la fortaleza de espÃritu, la fuerza para sobreponerse a la adversidad, enfrentando riesgos graves, el sentimiento de servicio hacia los demás, la intuición y la perspicacia para la investigación. Nadie es perfecto, errar es humano, desarrollamos nuestra función policial con sinceridad y humildad, teniendo el cuidado de no repetir los errores. Pero también debemos recurrir al comentario que señala "Ramón y Cajal, ra zonar y convencer, ¡qué difÃcil, largo y trabajoso! en cambio, sugestionar, prejuzgar, descalificar ¡qué fácil, rápido y barato!".