A Genghis Khan no le antecede una muy buena fama y eso no es gratis, se la ganó merecidamente a base de crueles invasiones que fueron labrando su nombre en el continente asiático y de esa forma trascendiendo en el tiempo.
Pero no siempre fue asÃ, ya teniendo un imperio en crecimiento y con varias conquistas a cuestas, era una norma en sus lides por ejemplo que los enemigos que se entregasen fueran respetados y que las poblaciones civiles no sufrieran daños a no ser que enfrenten y den batalla.
En determinado momento, el único frente que resistÃa a los mongoles era el de los Jin en el norte de China, de manera que Khan se dedicó al crecimiento económico de su ya vasto imperio.
Al enterarse y como era debido, tanto Khan como el Califa de Bagdad, exigieron una indemnización por semejante atropello y la liberación de los presos de su atacada comisión, pero el gobernador se negó a ello de forma intransigente.
Lejos de sulfurarse y tomar una medida drástica ante tal atropello el gran mongol no dio todo por perdido, tener a Corasmia como aliado comercial e incluso militar era una gran opción de manera que tratando de explicar más claramente la intención de la primera misión y de que todo se solucione por la vÃa diplomática, envió como emisarios ante el Shah a tres embajadores (dos mongoles y un musulmán) de forma que puedan presentar las verdaderas intenciones del emperador mongol.
Pero el regidor de Corasmia no tenÃa en sus planes negociar, detuvo a los embajadores y ante todo lo previsto, afeitó la cabeza de los mongoles (lo que significaba una humillación mayúscula) y decapitó a los tres enviando sus cabezas como un claro mensaje a Genghis Khan.
La paciencia del tártaro se acabó, la diplomacia y buenas intenciones caducaron y llegó el momento de actuar, lastimosamente esta vez serÃa con toda la furia que le asistÃa y sus órdenes fueron taxativas para su tropa. Corasmia debÃa desaparecer bajo la furia mongólica.
La invasión duró 3 años, desde 1219 hasta 1221 y su campaña fue el inicio de la conquista de Eurasia. La furia de los mongoles fue tal que arrasaron con toda Corasmia. No solo destacó su voracidad, las tácticas que emplearon sus hombres fueron despiadadas llegando al extremo de no dejar un solo hombre vivo por donde atravesaban.
Cuando atraparon a Inalchuq su castigo fue verter plata fundida por sus ojos y oÃdos hasta destrozar su cráneo y como no pudieron hacer lo mismo con el Shah (huyó a una isla de su reino antes de que lo atrapen), su condena fue derivada a su ciudad de origen.
Cuando se desea una venganza con tal vehemencia, no siempre se piensa en las consecuencias que traerá. Que vengarse es cavar dos tumbas, no es un dicho que analiza quien ansÃa la revancha con todo el corazón.
La verborragia posterior con el millar de explicaciones, razones y disculpas de nada sirvieron, sostener la tesis de la ruptura de la cadena de mando, no nos mueve un pelo a quienes tenemos memoria y recordamos las primeras explicaciones del entonces ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, quien papel en mano, reafirmaba una y otra vez que la intervención policÃaca tuvo lugar ante un "Requerimiento Fiscal" que luego por arte de magia desapareció de cualquier registro e investigación de los hechos.
El golpe social y moral fue tan duro y bajo para Evo Morales, que tuvo que ceder a contrapelo de todos sus principios y forma de ser, pero fiel a su estilo, hizo lo bueno con su sello perverso. En un acto de clara venganza aprobó la Ley de Intangibilidad del Tipnis, pero no con el afán que fue solicitada, que era simplemente evitar la carretera que cruce el corazón del parque, sino para que los indÃgenas no puedan hacer nada en su territorio y la pobreza los arrastre a pedir perdón por la osadÃa de enfrentarlo.
Morales sin embargo no deja nada al azar y mucho menos derrota sin desquite. Asà como inventaron todo para pasarse por el gorro los resultados del 21F, de la misma manera, dejaron que pase el tiempo para encontrar el momento oportuno y volver a la carga con la mentada carretera.
La historia va a repetirse una vez más con todas sus connotaciones. Por un lado estarán los indÃgenas que no quieren ver vulnerado su hábitat, la oposición polÃtica sacando su tajada, las ONG´s ecologistas alentando sus argumentos y gran parte de la población que reclamará por una batalla ya ganada pero que por lo visto no habÃa sido vencida.
Por el otro lado, el MAS en su conjunto que se encargará de denostar a cualquiera que se ponga al frente, insultando, ofendiendo y sacando a relucir pasados que todos conocemos tratando de justificar por todos los medios su medida con argumentos que van a ir de los más refutables hasta los más burdos y seguramente terminará con la violencia a la que nos tienen acostumbrados.
Que Bolivia se prepare para un nuevo episodio de esta historia cuyo origen es un simple deseo de venganza.
(*) Paceño, stronguista y liberal
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