Domingo 30 de mayo de 2010
ver hoy
Ni duda cabe que la elección de la nueva alcaldesa en el Municipio de Oruro ha abierto un nuevo horizonte en el escenario político orureño.
Esta elección constituye un triunfo muy personal de la señora Rossío Pimentel de Taborga, periodista muy conocida por su vehemente lucha en pro de los intereses de la ciudad y del Departamento en su conjunto. Es asimismo un triunfo de quienes le apoyaron con su voto, descontentos por la forma de gobernar que se patentizó en los últimos años, una forma autoritaria y arrogante.
La neo alcaldesa ha sabido capitalizar ese descontento y sus votantes han dado un mensaje muy claro, que quisiera ser amagado por quienes sólo entienden que gobernar es imponer.
Los políticos han desacreditado la política. La corrupción y el nepotismo, son algunas de las causas para ese desprestigio. El Estado y los Partidos Políticos no son monopolizadores de lo público, sino, sus articuladores.
Rossío y todos los políticos católicos tienen un programa distinto, un programa que se entiende que gobernar es ante todo servir. Por eso, el Siervo de Dios, Cardenal Van Thuân, que presidió el Pontificio Consejo Justicia y Paz, y que había pasado largos años en las cárceles vietnamitas, les dejó un hermoso escrito publicado el 2002, año de su muerte: Las bienaventuranzas del político. Lo transcribo completo:
