Desde que se anticipó, primero, muy sutilmente la posibilidad de incrementar "unos centavos" las tarifas por consumo de energía eléctrica, hasta que se dispuso su aplicación en todos los niveles de uso y consumo, llámense domiciliario, comercial e industrial, indudablemente que la población civil, en todos sus estratos se alarmó por el hecho, considerando que centavos más o menos incluidos obligadamente en los presupuestos de familia o negocios, inciden en función de sumar miles de centavos que son parte de economías ajustadas a un ritmo que no debería ser alterado por circunstancias no aclaradas convenientemente.
Las organizaciones sociales, especialmente las juntas vecinales y por otro lado las sindicales, a través de sus centrales departamentales y su máxima instancia que es la COB, han expuesto su rechazo a tal incremento, mencionando algo que con toda evidencia se comprueba en los hechos cuando comienza a girar la espiral inflacionaria, con el incremento de "algunos centavos" en las tarifas de luz, pero además en las que aplican entidades de servicio como las de agua potable y las telefónicas, que como justificativo, aducen que su funcionamiento está sometido al uso de la corriente eléctrica.
Ese hecho se multiplica en todos los negocios, que igualmente son dependientes directos del servicio eléctrico y por tanto deben pagar esos centavos más del incremento fijado, que como se observa en criterio de los analistas económicos, se trata de una importante recaudación más evidente de "peso a peso", aunque todavía no se ha revelado la cuantía del soporte que tendrán las operadoras del servicio eléctrico.
En función de cierto justificativo a la operación de aumento de tarifas eléctricas, surge una interrogante muy concreta: ¿A quién beneficia este ajuste? La respuesta desde el plano de un teórico oficialista, señala que "beneficia al conjunto de la sociedad", pues según la explicación técnica, el ajuste será destinado a solventar las ampliaciones de las fuentes generadoras de energía. Se agrega que "no entender este aspecto sencillamente se debe a un dogmatismo economicista y no comprender los nuevos paradigmas que en lo económico se han planteado, y que la redistribución es uno de los ejes de la economía social comunitaria".
Si bien se trata de una opinión que la publica el matutino oficialista Cambio, sin duda es parte del criterio vigente sobre el delicado tema del aumento tarifario que más allá de las consideraciones de la comunidad, esgrimen en los niveles oficiales para justificar algo que merece una amplia explicación, sobre lo que implica recaudar fondos para asegurar y mejorar los servicios de suministro de electricidad, que se supone, estarían en profunda crisis, que se debe acudir al sacrificio extraordinario de la comunidad para salvar su funcionamiento y la responsabilidad de sostenibilidad técnica, que se supone está asegurada.
Pesos más o centavos menos, el incremento de tarifas ocasiona un desequilibrio en los presupuestos en general, con mayor dureza en los familiares que no tienen compensación alguna, mientras en toda la línea comercial, el desfase se cubrirá con un paralelo incremento de precios, lamentablemente no siempre en la misma proporción del incremento, sino con un margen que implica una ganancia ilícita sobre la cual no hay ningún control.
Así de sensible es la economía que rige las actividades en el país, cualquier alteración de tarifas, desata una espiral inflacionaria, cuyos primeros círculos ajustarán los presupuestos de las familias con ingresos fijos que deben hacer esfuerzos para compensar "sin dogmatismos", su contribución a sostener los servicios de energía eléctrica.
Fuente: LA PATRIA
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