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Sábado 29 de julio de 2017

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Revista Tu Espacio

LA PSIC?LOGA RESPONDE

29 jul 2017

Por: Lic. Carolina I. Mena Medina

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Licenciada:

Hace años que no puedo llevarme bien con mi mamá.

Ella tiene un carácter fuerte y yo también, hay momentos en los que disfrutamos al estar juntas, pero, la mayoría de las veces nos llevamos mal.

Yo no quiero alejarme, ni tampoco que mis hijos paguen por esta mala relación.

¿Qué hago?

Respuesta:

Muchas veces las circunstancias son las que definen la relación entre madre e hija. Es decir, puede ser la diferencia de edad, la diferencia de criterios con respecto a ser madre, comparándose entre una con la otra. El tener el mismo carácter, como tu mencionas. Y/o las etapas por las que en ese momento están pasando.

Puede ser que tu mamá esté entrando o asumiendo la etapa de la menopausia, o del nido vacío, o entrando a la vejez. Y tú como mamá estés asumiendo con más responsabilidad tu rol de madre, o que estés siendo más independiente en el trabajo o te sientas más realizada y más segura de ti misma.

En fin, sea el caso que sea, lo importante es tener paciencia ante la situación. En este caso ten paciencia con tu mama. Dar amor es importante. Trátala sin juzgar, sin reprochar, sin reclamar. Simplemente ámala.

No entres en discusiones o trates de contradecir o contrarrestar lo que te diga, solo escucha y asiente. Luego cuando estés sola asimilarás si es bueno lo que te dijo o no.

El amor que ella reciba será para ella en lo posible como un escape de tranquilidad y relajación, para evitar enfrentamientos.

No es bueno ser drástica al momento de tomar decisiones, no te alejes demasiado, ni tampoco te acerques como para ahogarla.

Mantén una comunicación armónica cada que hables con ella. Y tú como hija, sé quién mantenga esta actitud, ya que ella es mayor y es posible que ya no pueda cambiar.

Sin embargo, tú siendo más joven, posiblemente puedas controlar mejor la situación, así te sentirás más tranquila e incluso tus hijos podrán disfrutar de la compañía de ambas en su relación de familia. Y no reducirse solamente a las dos.

Si las cosas no cambian o se tornan más difíciles, acude a un profesional para que pueda orientarte u orientarles a ambas.

Para tus amigos: