Producción alimentaria libre de trabas

En el último tiempo se han incrementado las quejas de sectores productivos ante la necesidad de salvar una serie de escollos para cumplir mínimamente ciertos parámetros de sostenimiento empresarial que cada vez se hacen más difíciles de cumplir por falta de incentivos y por las presiones "legales" que se aplican desde diferentes niveles del aparato estatal, justamente contra empresas que están legalmente constituidas.

Varios son los factores adversos que atentan contra la seguridad productiva y hacen dificultoso el desarrollo de programas competitivos, debido a políticas de orden monetario especial en países vecinos desde los que se introduce gran cantidad de productos, incluyendo una variedad de alimentos y entre estos algunos de primera necesidad, para llenar la canasta familiar. El hecho es que los precios supuestamente aceptables a nuestra economía se han ido elevando paulatinamente y han dejado de ser la vía favorable a la economía familiar, al contrario, en la actualidad están distorsionando los presupuestos hogareños.

En términos muy claros, mientras se aumentan los salarios paralelamente se incrementan los precios, no hay ningún control que evite o frene ese proceso que resulta "instituido" por la operación de un conglomerado gigante que trabaja justamente en el comercio informal y recupera lo que no percibe oficialmente con el reajuste en los precios de todo lo que vende.

Los reclamos de primera mano o para decirlo de boca a oído directamente son los que emiten las amas de casa, alarmadas porque semanalmente se producen "nivelaciones de precios" en los productos alimenticios procedentes del Perú, otro tanto de Chile y Argentina, que se introducen sin mayores problemas y desplazan a los productos nacionales, caso de la papa, legumbres, hortalizas y frutas, productos lácteos y otros que van reemplazando a los que paulatinamente dejan de producirse en el país.

En varios casos se desvirtúan algunas ofertas del Gobierno, pues resulta que sectores productivos agro ganaderos no son escuchados en sus demandas para la obtención de créditos blandos que les permita mejorar capacidad y calidad de sus productos, sólo como ejemplo el caso de los quinueros y de los ganaderos de camélidos, aparte de agricultores en comunidades privilegiadas desde donde proveían a los mercados con variedad de alimentos, muy buscados y apetecidos, ahora desaparecidos, ojala fuese sólo temporalmente.

La situación se agrava cuando además el sector productor y exportador también confronta problemas con la competencia del incontrolado contrabando de países vecinos que venden en frontera cantidades inusuales de alimentos de toda variedad y precio que "rescatan" hábiles comerciantes para distribuir el contrabando en los centros de abasto nacionales.

Estamos atravesando por una etapa crítica en materia de producción y comercio, no hay incentivos para crear o fortalecer a las empresas, tampoco a los agricultores y ganaderos nativos, sectores que de manera general no pueden competir con los precios que el masivo contrabando impone para sostener un gran negocio, ilegal, informal y amparado desde niveles superiores.

Lo que se anhela es una producción alimentaria libre de trabas.

Fuente: LA PATRIA