Sin duda la producción de granos en el país es liderada por el departamento de Santa Cruz, pues existen dos campañas la de verano y la de invierno cuando los suelos están copados de sembradíos de diferentes especies, como la soya, chía, sorgo, maíz, girasol, trigo, entre otros.
Por ejemplo en el 2016 la producción de estos alimentos llegó a 3.594.094 toneladas, según datos de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), para sus autoridades la cifra fue negativa porque en relación al 2015 tuvo una baja del 21% pues en ese año se tuvo 4.550.000 toneladas.
SOYA EL PRODUCTO REY
La mayoría de los grandes y pequeños productores señalan que en las campañas de verano, es decir desde la primavera de una gestión hasta culminar el verano, el cultivo favorito es la soya, esto debido a las condiciones climáticas que son óptimas y porque los terrenos se encuentran fertilizados y listos para el crecimiento.
En la campaña 2016-2017 la cantidad de hectáreas cultivadas fue de 900.000, casi se llegó a la meta programada de un millón de hectáreas, según indicaron autoridades de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO).
Las zonas productoras de preferencia, son sin duda alguna el Norte Integrado y la zona tradicional, pero en la última década la producción se ha extendido al sector Este del departamento o como denominan los lugareños, zona de expansión que comprende los municipios de Pailas, 4 Cañadas, San Julián, entre otros, donde están ubicados los medianos y pequeños productores, además de Interculturales.
El promedio de producción de estas recientes campañas fue de 3 toneladas por hectárea, según mencionaron los productores de las zonas de San Andrés y San Julián, cifra un poco baja en relación a otros años cuando se tenía incluso las 3.5 toneladas, los motivos son la sequía entre los meses de septiembre a noviembre y las excesivas lluvias acaecidas en este año.
PRODUCCI?N DE INVIERNO
En invierno los terrenos que fueron cultivados en la campaña de verano no descansan y por el contrario se procede a una rotación de cultivos, para fertilizar la tierra, no se la remueve para evitar perder la humedad y los insectos que la abonan naturalmente.
Otro de los métodos usados por los productores es dejar los restos de las plantas de la anterior cosecha (denominado rastrojo), que se usa como un protector natural para proceder con la siembra de otros productos alternativos como: el trigo, sorgo, girasol y chía, las cantidades de producción son mucho menores porque de lo que se trata es mantener los suelos en constante actividad.
Según datos de Anapo, en la campaña de invierno del 2016 se llegó a una producción de 1.014.274 toneladas de trigo girasol, maíz, sorgo, chía y algo de soya.
DIFICULTADES DE LOS PRODUCTORES
Los medianos y pequeños productores tienen diferentes problemas para producir más en la región, entre ellos la falta de una política clara de exportación, ya que actualmente existen muchas restricciones.
También se tienen el pedido de alternativas a la lucha contra las plagas, uso excesivo de químicos para fumigación, resistencia de las plantaciones a los efectos climáticos y mayor producción, esto se traduce a la utilización de semillas genéticamente mejoradas, o como ellos denominan, uso de la biotecnología.
Por otra parte se tiene la dificultad de mejorar los precios, ya que al ser pequeños productores necesitan agruparse para tener mayores perspectivas en materia de precios, ya que actualmente las grandes empresas que acopian los granos o los transforman en otros productos, reciben los alimentos sin un precio base, lo cual deja en desventaja a los agricultores que no cuentan con plantas de almacenamiento donde puedan conservar y evitar la pérdida de calidad de los granos.
Fuente: LA PATRIA
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