Cómo no recordar a esa profesora bajita, de muy buen carácter de apellido Rivero, de la cual me quedan muy buenos recuerdos, todos mis respetos.
Cómo no recordar los reglazos en nuestras nalgas que nos daba el profe de Ciencias Naturales, que hasta hoy es imposible olvidarlo, pero gracias a eso, muchos de los compañeros estudiaron ramas afines a las ciencias naturales.
Cómo no recordar los castigos que recibÃan los atrasados que iban desde jaladas de patillas hasta el palazo en elÂ?
Cómo no recordar esos momentos en que uno deseaba pasar al frente estando ya en sexto y verse más grande estando ya en la universidad.
Cómo no recordar el mito del famoso "Muro". Mito que hasta nuestros dÃas quedó como un misterio sin resolver, porque ahà siempre, querÃamos demostrar lo valientes que fuimos.
Cómo no recordar ver venir al Sr. Lara con el manojo de llaves que llevaba, cual San Pedro, para poder abrir el aula, aula que a veces cerrábamos a propósito, porque muchos no habÃamos hecho la tarea.
Cómo no recordar los dichosos recreos y más aún las colas interminables que se formaban, aturdiendo a doña MarÃa, la esposa del Sr. Lara, en ocasiones pasábamos todo el recreo esperando y compitiendo por comprar algo de ese kiosquito atendido por dicha señora.
Cómo no recordar la secundaria y toda la presión que resultó estar al frente y esperar el inicio de año para estar con tus mismos compañeros con los cuales estuviste en el mismo curso el año pasado.
Cómo no recordar cuando se perdieron los exámenes de la dirección y descubrieron a los que se lo pelaron.
Cómo no recordar a la profe Charito, al profe Cartagena, al profe Eliodoro, al "Kala" Garnica, al profe Leclere un sabio en el deporte, al "Mote", un capo para las matemáticas y a nuestro director, que con una mano nos señalaba por dónde tenÃamos que ir.
Cómo no recordar a mi amor platónico, ese que descubrà cuando estaba en tercero de secundaria y ella en el tercero del Liceo Dalence, esas miradas cómplices, esos gestos correspondidos, ¿dónde estará ahora esa dulce niña??
Cómo no recordar a los buenos alumnos de ese entonces, que con el pasar del tiempo, hoy nos damos cuenta que las buenas notas que tenÃan eran producto de la copia en los exámenes, de los nuestros pero cada uno, buena gente por dentro, pero bieeeen dentro. Todos mis respetos a ellos.
Cómo no recordar los viajes de promo hacia Cochabamba, como siempre sucedÃa con las otras promociones anteriores (si pues no habÃa de otra).
Cómo no recordar la clausura del año escolar, y a medio año, pero gracias a ello todos salimos bachilleres sin excepción y pasado el tiempo nos dimos cuenta que la preparación que recibimos antes fue buena, y pese a dicha clausura supimos demostrar que estábamos preparados para seguir adelante, "Gracias profes".
Su sencillez, humildad, entrega total, su capacidad de dar y su sacrificio por los demás. Su entusiasmo por la vida. Su apoyo en los momentos más difÃciles. Su capacidad de análisis de las situaciones más controversiales.
Sus palabras de entusiasmo contagiantes. Su ejemplo de vida plenamente congruente con sus ideas.
Estas son algunas de las caracterÃsticas que pude conocer de un gran hombre de nuestros tiempos. En el deporte como en su profesión era uno de los más notables pioneros.
Sin embargo, su trabajo, su calidad personal y su memoria, nos han inspirado siempre y debemos honrarlas permanentemente, y estoy seguro que a todos los que fuimos sus alumnos nos alimentará por muchos años.
Siento la muerte de nuestro profesor, todo mi pesar y mi cariño.
Carta a nuestro gran amigo: Raúl "Conejo" RodrÃguez
Querido Amigo Raúl:
Como tú, todos los que suscribimos esta carta fuimos jóvenes deportistas, por eso podemos escribirte como compañeros y como Bolivianos.
Defender los sagrados colores de la bandera de nuestro colegio, de nuestro club, de nuestro departamento en una justa deportiva presupone el mismo honor y el mismo sacrificio que hacerlo en cualquier otra ocasión. A la patria se la defiende de una sola manera: con toda el alma, con toda la vida.
Recuerda amigo que en esa defensa tú fuiste la sÃntesis de todo un pueblo. Eres la expresión del poder fÃsico y espiritual de ese pueblo y de su raza. En ti estaban puestos los ojos y el corazón de todos los orureños y de ti dependÃa su alegrÃa, su satisfacción o su tristeza.
En los deportes, como en todas las cosas de la vida, se vence con la cabeza, se llega con el corazón y se llega aún más allá con la voluntad tenaz e inflexible de vencer. El cuerpo y sus entrenamientos hacen el resto.
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