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Sábado 29 de mayo de 2010

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Revista Tu Espacio

La coloración perfecta (segunda parte)

29 may 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Víctor Tórrez

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Es muy necesario tener en consideración el grosor del cabello en el que van a actuar, ya que en un cabello fino la penetración de productos es más rápida al tratarse de un pelo compuesto por menos capas en la cutícula. Un cabello grueso presenta más capas cuticulares. En ocasiones, estás capas pueden ser muy rompedizas, pero también tienden a resistir más los productos de coloración y decoloración.

El rojo, el azul y el amarillo son los colores primarios. La combinación de dos de estos colores da como resultado el complementario del tercero, es decir, el naranja es complementario del azul y surge como resultado de la mezcla del amarillo y el rojo. Un primario y un complementario se oponen y se neutralizan. Cualquier color cálido (rojo, naranja, caoba, amarillo y cobre) tiene capacidad para neutralizar un tono frío (violeta, azul, verde y ceniza) o viceversa, dependiendo de la intensidad y calidad del reflejo.

El amoniaco tiene la tendencia de separar la cutícula y permitir la entrada del líquido reductor y de los tintes. Además, también actúa como catalítico de los oxidantes, ya que cuando entra en contacto con el revelador, el oxidante se activa.

La oxidación es el proceso en el que el color se mezcla con el oxígeno y hace que los pigmentos naturales del cabello aumenten su tamaño y cambien de color. El proceso se inicia con la combinación de amoniaco y oxígeno que hace que la cutícula se abra y aclare el pigmento natural; la base natural del tinte se neutraliza y los componentes neutralizantes devuelven al cabello su equilibrio natural. El proceso finaliza con el depósito de los reflejos, las tonalidades y los principios activos acondicionadores dentro del cabello.

El oxidante es el elemento común de los diferentes tintes. Su acción juega un papel importante dentro de la coloración siendo, muchas veces, el responsable de muchos fracasos.

La cantidad de oxidante empleado es clave para lograr la coloración que se busca. Si se reduce la cantidad de oxidante necesaria se limita la acción del oxígeno que afecta al correcto desarrollo del colorante. El resultado es un tono más oscuro, poca fijación del color y de una menor duración. Si por el contrario se aplica más cantidad de oxidante lo que conseguimos es reducir la acción del amoniaco y del colorante, obteniendo una coloración menos persistente y más fácil de eliminar. Lo ideal es una mezcla equilibrada de oxidante que permite un estable y total desarrollo de los colorantes, ofreciendo su máxima fijación y asegurando un resultado definitivo de larga duración.

Fuente: LA PATRIA
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