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Domingo 16 de julio de 2017

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Cultural El Duende

Origen de las vírgenes

16 jul 2017

Vicente Gonzalez

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Me he de referir a las vírgenes cuyo culto se originó hace ocho mil años entre los egipcios, esenios, gnósticos, cátaros y otros pueblos a lo largo y ancho del mundo. El vulgo las denominó "vírgenes negras". Veamos ahora cómo fue ese proceso histórico dialéctico. Me he basado en libros como los de Charpentier, Fulcanelli, Gurdief, Julio César, Huxley y otros que esparcieron un vendaval de textos sobre el misterio de las vírgenes. Si uno se convirtiera en ratón de esas bibliotecas de viejos y empolvados anaqueles o vetustos muebles dejados en sótanos y desvanes de antiguas casas señoriales, encontraría miles de escritos sobre el tema en periódicos y folletería. No obstante, la modernidad ha cambiado todo, para dar lugar a un febril mundo en música, cine y pintura que corren bullentes en las arterias de las grandes ciudades.

Hace 3000 años hubo un pueblo singular en el centro oeste de Europa (hoy Francia), donde florecieron varias culturas, pero el más grande y aguerrido fue el de los celtas (ulteriormente llamados galos por los romanos). En su afán expansionista, 48 años a.C., los romanos invadieron aquel territorio. Julio César lanzó una gran campaña militar y, pese a la heroica resistencia de los celtas, estos fueron vencidos. Vercingetórix se rindió.

Los celtas rendían culto a la figura de una mujer esculpida en piedra, de unos 80 centímetros, que, curiosamente sostenía un niño pequeño en brazos y pisaba con el pie izquierdo a una serpiente. Todos los que estuvieron allí, incluido el César, con razonamiento antropológico interpretaron el símbolo como culto a la Madre Tierra, aunque no faltaron religiones de índole hermética. Esta situación obliga a preguntarnos: ¿Cómo así, tres mil años a.C. pudo haber sido venerada la escultura de una mujer teniendo en sus brazos a un niño? ¿Sólo por ser figura de madre?

Lo cierto es que ante la invasión de los romanos, esta figura fue escondida en una hornacina horadada en una pared de granito, en cuya tapa pusieron una espiga de oro, en forma de punta de flecha, que más tarde pasaría a la iconografía como símbolo de los templarios, uniendo cuatro espigas por sus puntas. Así podría interpretarse cómo muchos pueblos de la antigüedad, probablemente por el culto a la fecundidad y a la tierra, crearon imágenes de vírgenes como Isis, Insoberta, Cibeles, Uhr, Maía (no María aún), incluso en América con Pachamama en los Andes, y Cicacoatl en México.

Durante el siglo XIII, el Santón Bernardo (posteriormente San Bernardo) creó la Orden de los Templarios con nueve caballeros selectos e iniciados. Dicen las crónicas que la Orden nació bajo la admonición de los maestros en los rituales del culto a la VIRGEN C�LTICA, aquella de la hornacina en la pared de granito que vestía singular uniforme militar y en cuyo manto se hallaba la cruz formada por cuatro ojivas unidas por la punta. Consiguientemente, los Caballeros Templarios tenían como patrona a la virgen, que en galo era madame. De ahí proviene el nombre de "Notre Dame" (nuestra señora).

Los nueve templarios fueron enviados a Palestina por Bernardo, expresamente al Templo de Salomón a recoger el Arca de la Alianza, la famosa urna que, según la tradición, fue entregada a Moisés por Dios en el Monte Sinaí y donde se encontraban no solo los Diez Mandamientos sino también el secreto de la Gran Obra (Magnus opus), al que tendrían acceso solos los puros. El rey Balduino, al enterarse la procedencia de aquellos imponentes caballeros, se trasladó a la Torre de David, dejándoles el campo libre. Los Caballeros Templarios sabían con exactitud dónde estaba el Arca, la sacaron y la llevaron a Chartres, lugar sagrado de los celtas en la Galia donde se levantó una de las catedrales misteriosas, en cuyo sótano se encuentra el Arca.

Investigaciones establecen que la ciencia no acepta que las catedrales góticas, que nada tienen que ver con godos ni visigodos, fueron costeadas por los Templarios. Algunos autores sostienen que se pagaron con plata metálica, que no existía en Europa y que provino de América antes de que llegara Colón. La Orden fue creciendo hasta que en l3l3 contaba con más de 3.400 miembros y una gran fortuna. Caracterizaba a esta hermandad la buena conducta, la instrucción elevada, el valor y la devoción a Cristo que los llevó a luchar en las Cruzadas.

Gobernaba Francia Felipe IV "El Hermoso" y, como se hallaba apurado de dinero, elucubraba constantemente la idea de disolver la Orden de los Templarios. Entonces buscó ayuda en el papa Clemente V, quien le negó apoyo, pero entonces el Estado tenía mayor poder que la Iglesia así que el pontífice fue obligado. En l314 ambos lanzaron el zarpazo. Los Templarios no se resistieron aun teniendo un ejército mayor y más fortalecido que el del rey. Les calumniaron, vejaron, torturaron, pero jamás encontraron sus tesoros. Su maestro, Jacques de Molay, fue incinerado. Huyeron muchos a York, Escocia, Malta y Palestina. De ahí provienen las órdenes masónicas.

Establecidos en la Palestina, Monte Carmelo, los Templarios, como orden militar de caballería, mantuvieron su devoción inquebrantable a la VIRGEN (de los celtas). Años después, emigraron a España, y allí se dividieron en varias hermandades, manteniendo sus principios militares y de subordinación a la Virgen. Muchas hermandades llegaron a la América con la conquista. Caballeros de Calatrava, Caballeros Kadosh y, entre otros, los de la Orden de la VIRGEN DEL MONTE CARMELO, nominación que más tarde abreviaron como CARMEN. Es por esta razón que todo uniformado, sea del ejército o la policía tiene como patrona a la Virgen del Carmen, equivalente a la bandera nacional de los ejércitos latinoamericanos y, actualmente festejan con solemnidad la fiesta de la Virgen del Carmen cada 16 de Julio.

Ahora bien, el culto a la Virgen de la Candelaria deriva de estas doctrinas creadas y celebradas en España cada 2 de febrero. Este culto fue traído como confesión sacratísimo a Oruro por los Agustinos en el siglo XVII. La imagen pintada en roca viva de una caverna, a las faldas del Cerro Pie de Gallo, fue entronizada luego en un templo construido allí mismo. Actualmente, la iglesia católica, dentro un espacio de sincretismo religioso cultural, representa en la madre celta (la pagana) a María la madre de Jesucristo. Escritores localistas conocen asaz sobre el punto de este mi lacónico trabajo y han escrito bastante.

Los pueblos originarios de Sudamérica y México, tienen por culto a la madre Tierra, a la Pachamama en Los Andes y a Cicaoatl en México. Estas deidades representan la fertilidad de la tierra y los beneficios que les prodiga. Aunque no han erigido ninguna imagen antropomorfa representativa, pero sienten sus beneficios como provenientes del espíritu elemental de la tierra. Las crónicas afirman que los cultos de los pueblos del mundo, considerados por la ciencia como subjetivos, esotéricos, sin bases científicas y tradicionales, en realidad tienen sólida historia. Un ejemplo es la aparente coincidencia de fenómenos físicos con los solsticios y equinoccios. Ergo, en el solsticio de verano, en la catedral de Chartres, a la una en punto del 21 de junio, se observa un rayo de sol proyectándose en el altar del templo, exactamente donde se encuentra la espiga u ojiva que los celtas pusieron sobre la hornacina que escondía a su virgen tras la invasión romana. Si se perfora el enorme bosque bibliográfico antiguo, podrá encontrase en medio de la maraña datos maravillosos y sorprendentes.

Se sabe que donde termina la historia comienza la especulación. Se dice también que algunos hechos, aun siendo transcendentales, si no tienen base científica, solo pueden ser especulaciones, pero situaciones basadas en leyendas o mitología, pueden salir de ese campo si la base es la tradición oral. Las coincidencias culturales cobran base cierta más allá de lo que actualmente ofrecen los siderales abismos de la comunicación.

* Vicente González-Aramayo Zuleta. Abogado, novelista, cineasta.

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