Se abre el diálogo razonable

Tuvieron que suceder un par de hechos, molestosos en el orden fronterizo, uno con fuerte reacción y prepotencia de parte de autoridades chilenas, que llevaron a la cárcel por más de cien días a nueve funcionarios bolivianos que trabajaban en un abierto combate al contrabando que se genera desde Chile, y el otro caso que involucró a dos oficiales del cuerpo de Carabineros de ese país, que penetraron en territorio boliviano, armados, sin autorización y en tareas de persecución de una movilidad irregular. Los dos carabineros fueron restituidos a su territorio en 72 horas, sin haber recibido ninguna muestra de presión. La solución fue calificada como una verdadera lección diplomática que Bolivia le dio a Chile.

Como quiera que Chile, en el último tiempo sostenía tensas relaciones con nuestro Gobierno, sin responder seriamente a los pedidos de diálogo y al restablecimiento de consideración de una agenda de 13 puntos que se manejó objetivamente en la primera gestión de la Presidenta Bachelet e interrumpidas en el gobierno de Piñera y complicadas severamente por el canciller del Mapocho en el actual periodo de la mandataria Bachelet, las cosas llegaron a un punto sumamente delicado, buscado afanosamente por autoridades chilenas para desviar la atención frente a los constantes problemas denunciados por Bolivia, en función de los millonarios perjuicios ocasionados por frecuentes paros laborales de portuarios chilenos y además por el latente reclamo sobre el uso indebido de las aguas de las vertientes bolivianas del Silala, para abastecer al norte de Chile.

Todo un largo proceso que alcanzó su máxima motivación publicitaria política, con el incidente fronterizo que complicó injustamente a funcionarios bolivianos en su lucha abierta contra el contrabando, que como se comprobó, se origina y se lo alienta desde territorio chileno. Los hechos mostraron en muy poco tiempo, que se puede incurrir en problemas de frontera, "sin querer�queriendo", y alcanzar soluciones factibles, a través de la diplomacia que se basa en diálogo y respeto.

Y aquí estamos ahora, ante un desafío formal para iniciar un diálogo entre partes, para considerar los problemas fronterizos que si no son tratados en su justa dimensión, pueden ser causa de inútiles desavenencias, de conflictos y de daños a terceros, por errores en el control efectivo de la enorme línea divisoria que separa a los dos países y que objetivamente en el caso boliviano, sufre un desmedido avasallamiento, por un comercio ilegal, que todavía se lo admite en Chile.

El inicio del diálogo entre autoridades responsables de ambos países, tratará esos temas, los problemas de frontera, el caso del contrabando, la necesidad de lograr un acuerdo conjunto para combatir ese dañino negocio y seguramente no se dejará fuera de agenda, la urgencia de garantizar operaciones portuarias en los embarcaderos de Chile. Todo es posible con buenas intenciones y con razonables actitudes que deben ser práctica regular entre países vecinos y amigos.

El diálogo comenzará en Santa Cruz y aunque el Canciller chileno ya se excusó de asistir, se espera que su representación tenga suficiente poder de decisión en la búsqueda de soluciones conjuntas a los problemas fronterizos.

Fuente: LA PATRIA