Sábado 15 de julio de 2017
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Amargor de estrella lejana;
canta junto a la alondra agorera
anunciando entre vítores y fanfarria
la muerte de la sierpe de piedra.
Gimiendo por la estepa que agoniza,
llegó el mendigo arrastrando sus babas.
Saltaba el corazón por entre sus labios,
sus llagas vinieron luego.
Pronunciar palabra alguna no podía,
entre sus dientes silbaba algo.
Por sus gestos se dedujo
que el ofidio había sucumbido.
Rodaban las lágrimas añiles;
se fruncían los cejos seniles.
Me negué a comprender
a la luz que nace en la ventana.
Y afuera cantaba la alondra
mientras el mendigo se moría.
Perecía de angustia y pena;
abandonando su vida dolida.
Canta avecilla de trino funesto,
entona el ditirambo de la gloria
que la victoria tan solo llega
y no es triunfo; si no tiene bruma.
Canta, alondra de la mañana;
anuncia lo trágico del otoño
que esta vida es sierpe
y yo, el mendigo de la nada.