Miercoles 12 de julio de 2017
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Con gran esfuerzo, el gobierno logró que la universidad lo apoyara. No se sabe qué aguas cruzaron por debajo de ese puente, pero es de suponer que no fueron muy santas que digamos. Entre los políticos nada es gratuito. Ni la universidad ni el gobierno son -aunque parezcan- instituciones de beneficencia. Son sujetos de convenio, de toma y daca, dé cuenta con pago y demás cosas prosaicas del diario vivir?
El diagnóstico de la justicia no podía ser más desolador: "que apesta, que da vergüenza, está en coma". Y no es del hombre de la calle ni de cualquier abogado; es de la más alta cúpula del poder político. Asimismo se reconoció que la elección por voto popular en 2011 fue un desastre, agravada con el desacato a la voluntad del soberano. Entonces, ¿por qué se está replicando? Porque en otro sentido, aquella fue exitosa. La cumbre de 2016 lo reivindicó como una "conquista del pueblo". Si el objetivo fue rehabilitar a los candidatos para las elecciones de 2014, la acerba crítica pierde sentido.
Está vigente el mismo esquema: la exclusiva potestad de la Asamblea Legislativa para preseleccionar a los candidatos, el poder de los dos tercios y el reglamento operativo del proceso. Los dos primeros son estructurales, el último fue flexible y acomodaticio; es el que se encargó de rayar la cancha. Las cuotas se llaman ahora cupos, los que fueron asignados por departamentos, por género y por origen étnico: prebendas concesionales poco dignas. Deberían ser capaces de disputar y conquistar por sí mimos cualquier cargo jerárquico.