A pocas semanas de las elecciones parlamentarias en Alemania, un país laborioso, disciplinado y proclive hacia el esfuerzo constante de su desarrollo humano y a la solidaridad, sin duda. Hoy viven los alemanes el reflejo de esa conducta cívica ejemplar con el resultado de una economía fiable y prolijamente conducida, que no se expresa sólo en lo macro sino que llega a los "bolsillos del ciudadano", además que sus reservas monetarias son excepcionalmente considerables.
El ciudadano alemán considera que la política de la canciller, señora Ángela Merkel, es sensata (vernuenftig), y asume la impronta de no generar sobresaltos, cuando se enfrentan los inevitables problemas de un país tan importante y en los hechos líder de Europa; entonces, se infiere que los mayores problemas que acomete el gobierno alemán son causados por otros países.
La señora Merkel conduce Alemania con indeclinable meditación profunda y una discreción admirable; en sus intervenciones nunca promete lo que no puede cumplir y jamás utiliza el discurso altisonante, menos amenazador o vindicativo. Es una estadista que cultiva con denodado esmero la imagen de su país y es insistente (beharrlich), en la culminación de sus propósitos y después de consolidarlos son comunicados y aplicados en beneficio de la población.
Las estadísticas de expertos confiables en esa investigación, señalan que la señora Merkel acumula una notoria ventaja a su contendor del partido socialista, y que podrá vencer en las sobrevivientes elecciones, sin embargo, independiente a la estadística, existen fundamentos para vaticinar una victoria del partido de la señora Merkel, porque el otro gran partido político alemán socialista, en un periodo anterior, emprendió algunos cambios económicos, sociales y políticos que no decantaron en el deseado éxito y aprobación de la población.
Ahora el elector alemán, que siempre pondera el valor de su voto, no olvida aquellas circunstancias pasadas como causa y el efecto es elegir la estabilidad, la constante reducción de la tasa de desempleados, la evitación de la confrontación y la hábil política externa que desarrolla la señora Merkel en la comunidad europea y extra europea.
En la última reunión del G-20, los países más poderosos del mundo, envió un mensaje subliminal, sutil pero perceptible, a su colega Putin, ante las manifestaciones de los contrarios a celebrar esta reunión precisamente en Hamburgo que es un bastión rebelde a los postulados de la reunión y a la política de la canciller; indicó que es democrático protestar pacíficamente sin necesidad de encarcelar o extrañar a los líderes, empero, para los violentos que pasan a la ilicitud habrá cero tolerancia. Es el equilibrio de la democracia, donde los contrarios Estado y manifestantes deben asumir que ambos ineluctablemente tienen límites, que prescribe su constitución.
(*) Abogado posgrado en Interculturalidad y Educación Superior, Conciliación y Arbitraje, docente, doctor honoris causa, escritor.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.