"Las mentiras tienen patas cortas", es una máxima tan pertinente en este momento de la humanidad cuando se usa la mentira para la consecución de unos propósitos que por el medio utilizado invalida la licitud de los mismos. Caso actual que decepciona a casi un 70% de los norteamericanos, a Europa como el resto del mundo, es la actitud del presidente Trump, cuando frecuentemente brama una noticia y los medios tratan de investigar; acción que responde con brutales ataques y no se molesta en mentir y toma para sà los websites. En este caos la peligrosidad acecha y las sociedades se pueden acostumbrar a las mentiras.
Epistemológica y filosóficamente, los filósofos se han ocupado en hablarnos en abstracto y existe una correspondencia con lo que se piensa; y si la mayorÃa de los medios aplicarÃan esta norma en sus publicaciones y en el tratamiento de las noticias, dispondrÃan de un fiable recurso.
Por ello que se siente en el pueblo, que es la sociedad civil, el llamamiento interno y vigoroso, al Estado y a los partidos polÃticos, a las asociaciones de periodistas y sobre todo a las empresas tecnológicas, a confrontar y rechazar con firmeza este flagelo de la posverdad, en defensa de un ámbito informativo fiable y responsable.
Como es obligación de todo columnista en sus contactos con el lector, ante este vicio moderno, se le debe ilustrar sobre las medidas plausibles para evitar este desaguisado con las informaciones falsas, asà se intentan las siguientes recomendaciones: todos los que tratan o interpretan informaciones están obligados a rechazar, mejor combatir, y por supuesto no fomentar la difusión de noticias falsas, tomando en consideración que el responsable es quien las fabrica, como sucedió en Bolivia en el referendo pasado, que a la postre se descubrió el montaje, más temprano que tarde.
Es vital que los medios, si cometieron un error involuntario, pues de lo contrario es dolo, apoyen y ejerzan la rectificación acorde a las medidas más estrictas pues se trata de un bien personal de las personas, que es la dignidad y el honor y además proporcionar herramientas de comunicación a la audiencia para corregir velozmente las noticias inexactas.
Otro elemento imperativo es que las iniciativas de comunicación de los Estados y sobre todo de las organizaciones polÃticas asuman la cualidad de máximo respeto en correspondencia inamisible con los preceptos internacionales sobre la libertad de información.
Finalmente lo peor serÃa que se aplique el Derecho Penal, en caso de dolo y sus derivaciones, para combatir los infundios, calumnias e historias inventadas con el propósito de la muerte civil del adversario.
(*) Abogado, posgrado en Conciliación y Arbitraje, Interculturalidad y Educación Superior, doctor honoris causa, docente universitario, escritor.
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