Jueves 06 de julio de 2017
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"Por decisión del señor alcalde, que no es orureño, nuestro prócer, Sebastián Pagador está preso", fue la contundente expresión de muchos ciudadanos que protestaron por el enmallado de la plaza que lleva el nombre de tan insigne personaje, cuyo monumento es emblema de lucha.
Cada uno de ellos dijeron estar dolidos por haberse quitado a ese espacio su verdadero significado como referente histórico de la epopeya libertadora del 10 de febrero de 1781, dÃa que nos libramos de la presencia española colonialista, por lo que, el Titán de los Andes debe ser desagraviado.
Hay preocupación porque ese centro cÃvico, al estar cercado, se convertirá en un mero refugio de gente dedicada al alcoholismo y de aquellos que cometen fechorÃas poniendo en peligro la vida de los transeúntes aprovechando el insulso y arbitrario derroche del lÃquido elemento (Aguas danzantes).
La mayor de las veces, cuando hay esta clase de resquemores, las actuales autoridades municipales y los subalternos, manifiestan su contrariedad al decir que somos los periodistas los únicos que "fregamos" al hacer notar el destrozo causado a lugares simbólicos citadinos con trabajos calificados como "elefantes blancos" porque en la práctica, no sirven de nada, resultando muy penoso comprobar cómo se dilapida el dinero proveniente del pago de impuestos en infraestructuras innecesarias solo con el objetivo de "endiosar" al burgomaestre de turno.