Miercoles 05 de julio de 2017
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A muy poco tiempo de haberse nacionalizado las minas de los "barones del estaño" el 31 de octubre de 1952, el gobierno "nacionalista y revolucionario" de entonces, al comprobar que la empresa minera Comibol se había convertido en simple agencia de empleos del partido de gobierno, decidió "reestructurar la empresa en base a técnicas modernas" y con el cumplimiento del propósito original: hacer de Comibol la mayor empresa productiva del país.
La verdad es que, posteriormente y en diversos gobiernos, han surgido intenciones para esa reorganización y reestructuración de la empresa minera estatal que se convirtió en dependencia del TGN porque, según propio reconocimiento del entonces Presidente de la República, Dr. Víctor Paz Estenssoro, "antes el país dependía de los ingresos de las minas; hoy, es Comibol que depende de las arcas del Estado" debido a la ineficacia de su administración y a la politización y dependencia partidista en que se había convertido.
En este tiempo, el gobierno, bajo los mismos parámetros de demagogia y populismo, anuncia también la intención de reestructurar la empresa para hacerla productiva y rentable; pero, para ello no se anuncian planes de ningun género para hacer efectiva la intención. Esos planes, en todo caso, deberían referirse a la urgencia de disminuir radicalmente la burocracia existente (70% administrativos y 30% técnicos). No se hace referencia a personal obrero que se ha quintuplicado luego de la nacionalización pese a haberse dispuesto, mediante el decreto 21060 "la relocalización que consistió en reducir radicalmente la cantidad de personal" que fue indemnizado conforme al tiempo de antigüedad; pero, igual se convirtió en reducto para conseguir empleos sea en minas o en la administración que resultó inepta en todo sentido.