La nueva era de la energía en Estados Unidos

Habíamos anticipado que el presidente de Estados Unidos daría un impulso absoluto a los fósiles (petróleo y gas, principalmente los explotados desde reservorios no/convencionales). Y se confirmó el presidente de Estado Unidos indicó -el jueves 29 de junio- una nueva era donde Estados Unidos será un key player en el mercado mundial de la energía.

Parte de esas acciones están basadas en dejar de lado la restrictiva regulación del anterior presidente que -prácticamente y a título de "protección ambiental"- anuló y perjudicó mucho la iniciativa privada en fósiles.

Si bien es cierto e irrenunciable que debe protegerse al medio ambiente y estimularse nuevas energías el presidente de Estados Unidos prometió expansión de la energía generada vía centrales nucleares y ser más permisivo -en su regulación- a la exploración de petróleo/gas en tierras federales y de off shore (costa afuera).

Se avizoraba un paso de esta naturaleza cuando semanas atrás retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París que -aunque sabemos que es un mecanismo que tomará tiempo en ejecutarse- era un mensaje claro al mundo: es importante reducir contaminación ambiental en el planeta pero no a costa de Estados Unidos únicamente, sino que debería haber un compromiso más certero de otros países. Ya analizamos que ese acuerdo no tiene los mecanismos de control y seguimiento para hacer cumplir ofertas de reducción de emisiones.

Las renovables tendrán que seguir reduciendo costes y mejorar métodos de producción, además que solar y eólica de momento no tienen gran incidencia en la matríz energética norteamericana.

Estados Unidos está garantizando su independencia energética y gracias a la iniciativa privada se puso al frente de países del golfo -como Arabia- en exportación de petróleo y gas vía fracking. Ello vuelve a mostrar una política energética muy seria que acompañe el crecimiento industrial y económico de la primera potencia del mundo.

Se impone, entonces, el ya histórico "drill, baby, drill" de la ex gobernadora de Alaska en la política norteamericana con relación a fósiles. Están en su derecho soberano de hacerlo, tampoco pueden ver retrasada su sociedad por compromisos a los que no se pueden arriban sin que todos estén comprometidos. Alaska, el golfo de México y algunas otras porciones de aguas norteamericanas off shore serán, seguro, objeto de nuevas regulaciones y de iniciativas privadas, junto con un impulso al fracking.

Con el advenimiento del fracking se cayeron los precios del petróleo "convencional" y otros son los escenarios en donde se deben acomodar las fichas. Por ello valoro la iniciativa privada y el emprendimiento norteamericano: invirtieron y lograron bajos costes de exploración/explotación, más aún ahora con el impulso de su gobierno ello permitió que Estados Unidos se re-posicione como un key player incuestionable en la venta de gas (LNG, liquid natural gas) del no/convencional en mercados spot. El gas está destinado, principalmente, en contratos long-term para generación eléctrica. Así le duela a los ultra-ambientalistas el gas es un energético de "transición" y está presente en el escenario económico por muchísimos años. Llegó para quedarse. El gas participará en el mix de productos energéticos de éste siglo: combinando renovables, fósiles, para la generación eléctrica.

Mi modesto criterio: no debemos asustarnos ni rechazar las iniciativas en energía. La apertura de regulación a iniciativas privadas, principalmente, motivará negocios en gas natural, de manera que América Latina debe, con urgencia, reformar sus regulaciones y tratar -aunque será complicado- inversiones para el sector. Venezuela y Bolivia deben más que nunca reformarse democráticamente y ajustar sus políticas.

@BorisSGomezU