En el último tiempo y luego que los líderes políticos de oposición mostraron una intención de unirse presentándose juntos en una cita con los medios, aunque sin plantear específicamente ningún programa salvo su intención de mostrar una opción que podría fructificar hacia adelante, no ha sucedido nada más y las personas como tales, no han activado los partidos como entes organizados, de ahí que desde el nivel contrario se menciona el hecho como una "travesura opositora".
A raíz de esa actitud traviesa de algunos líderes opositores, se conocieron variadas reacciones entre la opinión pública, políticos del partido oficialista, dirigentes sindicales e institucionales, legisladores de ambos sectores y varios analistas, que observaron la acción de dirigentes políticos de oposición, como un movimiento de ensayo para perfilar más adelante un proyecto político que está faltando en el país.
Para muchos de los "opinadores", la situación es simplemente especulativa y de muy difícil concreción, sabiendo, según se dice, que los partidos tradicionales no tienen la capacidad de unirse como tales y menos como una alianza opositora que haga frente al esquema vigente por más de una década.
Para otros el intento es significativo y se da luego de varias alternativas frustradas, pero ahora con una visión más objetiva, partiendo de una preliminar presentación pública, que para los entendidos puede ser un comienzo auspicioso en busca de profundizar un intercambio ideológico, conceptual y programático, que serían las condiciones mínimamente exigibles si se trata de buscar una alianza partidaria.
Lo importante en otro ángulo es que se da un paso interesante en la práctica de una democracia alternativa y participativa que estaba propiamente anquilosada dadas las reducidas posibilidades de los propios partidos, entre los históricos y tradicionales, como los de nuevo cuño, arrinconados por falta de actividades.
A propósito de ese estatus circunstancial en los partidos políticos, la observación más concreta se refiere de manera directa a la falta de renovación de líderes políticos, lo que se aprecia en la figura representativa de los partidos de oposición que aparentemente no tienen más cartas para jugar y menos ases que sean la novedad en la baraja de las oportunidades para lograr la mejor jugada.
El fenómeno de la carencia de líderes es también parte del esquema partidario oficialista, en el que no se conocen nuevas figuras, se mantiene la estructura ya conocida, no hay programas de capacitación de nuevos elementos para ampliar su base programática y esa parece ser, según los analistas, la mayor preocupación de insistir en una repetida reelección de sus actuales conductores.
En política se sabe que la falta de renovación de líderes puede desembocar en un sistema totalitario y por lo mismo arbitrario en la conducción del aparato partidario que siendo de esencia democrática, debe abrir su puerta a nuevas generaciones pero debidamente capacitadas, en cada caso, en conceptos, ideologías y fines altruistas que serán parte de renovados proyectos políticos, que rescaten las ansias, los anhelos del pueblo, conglomerado social que finalmente definirá en las urnas la elección de la mejor opción entre partidos y líderes confiables.
El tiempo avanza inexorablemente y la preparación de los partidos, de manera general, no puede descuidar el curso del proceso para dar al país nuevas opciones de buscar entre los mejores a los conductores de una Bolivia democrática, con respeto a los valores humanos y los derechos ciudadanos. Los políticos, todos, deben activar sus partidos rompiendo la inercia y el conformismo.
Fuente: LA PATRIA
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