Salud y bienestar

Una cosa es consecuencia de la otra, es decir que con una población saludable el bienestar es indudable, pero llegar a ese equilibrio demanda el cumplimiento de una serie de aspectos que en nuestro país se desarrollan en una escala menor al 50 por ciento de efectividad deseable. Entre los países de la región y por datos de las organizaciones internacionales del ramo como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), estamos entre los países de menor asistencia médica "previsible".

La salud, su aplicación, el acceso a su infraestructura, el servicio demandado, y la respuesta de atención, complican su funcionalidad y resulta que por esas razones, la salud en nuestro medio no es preventiva, es curativa y en alto porcentaje casi obligadamente de emergencia y con la alternativa de no tener la oportuna atención de urgencia.

Los programas de salud en otros países, algunos vecinos, dedican su mayor atención a la educación ciudadana en el cuidado previsible de enfermedades, recomendando el cuidado alimenticio, el buen uso de nutrientes, vitaminas, alimentos sanos de alto valor proteínico, que sin alterar los presupuestos familiares que generalmente son restringidos, permiten un mejor cuidado de la salud, lo que se traduce en una menor cantidad de pacientes en los centros médicos. Debe destinarse un presupuesto especial para campañas educativas

Hay que reconocer que en el último tiempo se han hecho importantes inversiones para aumentar la infraestructura hospitalaria en todo el país, se han construido más hospitales de segundo nivel, son menos los de tercer nivel y no más de dos de cuarto nivel, lo que implica salvar las contingencias de atención primaria, dejar que algunos pacientes lleguen a centros de tercer nivel y con mucha suerte a uno de cuarto nivel con especialidades.

Hay más hospitales, pero no los suficientes para salvar la creciente demanda de atención, la capacidad de los centros médicos es menor a lo recomendable y se suma la obsolescencia o la carencia de ciertos equipos, disminuyéndose la calidad de la atención y de manera más general el bienestar de los pacientes. Largas filas en pos de fichas es un hecho recurrente en los centros médicos, en los que la mayoría de personas está sufriendo malestares de diagnóstico delicado sino grave.

Especialistas insisten en recomendar inversiones importantes en programas de prevención y diagnóstico temprano al que debe acceder cada persona, sabiendo que se trata de un cuidado elemental para no entrar en la lista de enfermos. Los profesionales médicos están obligados a prestar esa atención preventiva que evitará la profusión de pacientes delicados.

Hay tareas ineludibles que debería desarrollar el Ministerio de Salud, con campañas masivas dirigidas a concienciar a la población sobre la prevención de la salud, un derecho fundamental que determinará la calidad de vida y el deseado bienestar en la familia. Prevenir antes que lamentar, una buena gestión para mejorar la salud en el país.

Fuente: LA PATRIA