Un destacado profesional con experiencia de varias décadas en la educación superior, es uno de los principales gestores en la búsqueda de la calidad universitaria. José Antonio de Chazal cree que la educación superior "debe ser integral y coadyuvar al desarrollo de la sociedad".
De Chazal plantea una serie de tendencias y proyecciones con la visión de que en este siglo las universidades no pueden seguir con sus roles tradicionales, deben adecuarse a nuevas formas de investigación y difusión del conocimiento, de la ciencia, para encarar en otra dimensión el estudios de los problemas sociales, políticos, económicos y técnicos, cuyos resultados permitirán contribuir al desarrollo de países con acciones directas que redunden en el mejoramiento de las condiciones de calidad de vida.
El experto añade importantes apreciaciones cuando señala que "La responsabilidad de las universidades no solo es dar un título habilitante al estudiante para que ejerza una profesión, no sólo es promover que sea un emprendedor, sino que debe convertirse en un verdadero laboratorio que permita mejorar las competencias para que los nuevos profesionales tengan las herramientas para ser exitosos aportando a la sociedad, es decir que tengan responsabilidad social", acotó.
Es propicia la referencia, cuando en varios niveles universitarios del país se menciona la necesidad de crear profesionales que sirvan de manera directa a sus comunidades, asumiendo roles especiales en función de aprovechar las condiciones propias de cada región, de cada distrito y hasta de cada ciudad para involucrarse en la responsabilidad de ejercer profesiones de servicio que resuelvan problemas y encaminen proyectos de impulso al desarrollo.
Es sumamente importante que en cada universidad, especialmente en la pública, se determinen cambios sustanciales en los sistemas curriculares de modo que valorando las necesidades de cada región se promuevan más carreras técnicas, que las de ingeniería sean alternativa para mejorar las condiciones productivas con especialidades, por ejemplo en el oriente, en materia de hidrocarburos, agricultura y ganadería, mientras que en occidente debe motivarse la participación de nuevos profesionales en minería y metalurgia, en estos y otros distritos será necesaria la graduación de profesionales que incluso coordinen con los medios productivos la práctica de sus futuros servicios.
Se observa una ausencia de orientación directa a los bachilleres y futuros universitarios sobre las necesidades profesionales que requiere el país, el departamento, la región, y que siendo carreras técnicas, tienen un amplio mercado abierto para la segura incorporación de elementos requeridos en las actividades de alta proyección productiva.
Los expertos en educación superior coinciden en señalar que es urgente una renovación curricular de las universidades, públicas principalmente, y también en algunas privadas para adecuar programas que respondan a la expectativa de dotar profesionales y técnicos de varias ramas, que se inserten rápidamente en la fuerza laboral de mercados abiertos, y no saturados por profesionales que salen de las universidades al "por mayor", cuando el paradigma ideal de la nueva universidad debe dirigirse a buscar calidad y no cantidad de servidores públicos.
Toda profesión es buena, pero no siempre activa y productiva, de servicio y beneficio social, de ahí que en un país diverso como el nuestro con inmensas riquezas naturales, con rubros de alta competencia internacional, con una clara necesidad de enfrentar problemas con planes productivos, la idea debe ser dirigir la preparación de los futuros profesionales en esas ramas variadas de ingeniería y tecnología, para no seguir teniendo profesionales dedicados al comercio, al transporte o los conflictos.
Fuente: LA PATRIA
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