Las instalaciones antiguas, que en muchas ocasiones no fueron previstas para cárceles, la falta de espacio y de condiciones mÃnimas de trato digno, preocupa a expertos internacionales porque es una realidad que se presenta en toda la región.
La sobrepoblación, además de ser un grave mal en sà mismo, afecta las condiciones de higiene, salud, comida, descanso y seguridad, esta última tanto por la alta posibilidad de fugas como la de los funcionarios penitenciarios, advirtieron los especialistas reunidos en el II Taller Latinoamericano de Infraestructura Penitenciaria que se efectuó esta semana en Costa Rica.
"No se trata simplemente de construir cárceles, sino mejorar el sistema de una manera más amplia e integral para asegurar todos los aspectos que tienen que ver con una polÃtica criminal. Es brindar mantenimiento, ofrecer ideas y soluciones, pero más que todo es una reflexión a nivel de la región y de lo que se debe mejorar", afirmó Schaerer.
Datos del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (Ilanud) indican que los paÃses con mayores niveles de hacinamiento son El Salvador con 248 %, Venezuela (220 %), Bolivia (212,3 %), Guatemala (203 %), Perú (127,7 %), Nicaragua (107,2 %), Paraguay (97,2 %) y Ecuador (73,5 %).
Algunos principios fundamentales son un espacio mÃnimo de metros cuadrados para su vida privada, pasear y actividades fÃsicas, facilitar una cantidad de agua potable para su higiene personal, lavado de ropa e hidratación y los pabellones deben contar con luz natural, ventilación y renovación de aire fresco.
"Es muy preocupante la cantidad de personas privadas de libertad sin espacio. Al incurrir en esto entramos a un diagnóstico de una prisión saturada, con altos niveles de conflictividad, con falta de asistencia y de personas especializadas, que provoca anarquÃa y violencia", manifestó a Efe el coordinador de arquitectura penitenciaria de Ilanud, Daniel Prades.
Los altos niveles de hacinamiento son solamente una parte de las malas condiciones, pero según los expertos, si se mira más a fondo se puede constatar la falta de personal, de capacitación y los escasos programas de reinserción y resocialización para tantos detenidos.
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