Domingo 18 de junio de 2017
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Editorial y opiniones
Helmut Kohl, arquitecto incontrastable de la unidad de Alemania
18 jun 2017
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Tuvimos, muchos estudiantes y yo, la grata ocasión de saludar personalmente a este político alemán, cuando visitó nuestra universidad en Múnich, era un coloso de la habilidad y cálculo políticos, así como su profunda percepción de la psicología humana, en tiempos muy inciertos para Alemania. El joven Kohl forjó una un fuerte personalidad en base a su tendencia a ser un verdadero polimata que lo configuraba como determinante para arbitrar problemas y, apenas accedió a un cargo público, expresó abiertamente sus ambiciones políticas, declarando cuando fue elegido gobernador de su región federal, "yo seré Canciller de la República Federal de Alemania", (Ich werde Bundeskanzler der Republik Deutschland werden).
Kohl encajó perfectamente a las necesidades urgentes de la Alemania de esa época que sobrellevaba la división de su capital endémica Berlín y una incipiente democracia, además de un disimulado recelo de los demás países europeos y extra europeos por el inmediato recuerdo de la dictadura nazi. Pese a esos condicionantes desfavorables Helmut Kohl no fue un canciller obsecuente a los designios de voluntad de las potencias de la época: Estados Unidos, la Unión Soviética y la propia Europa, porque era un conciliador con rebosante personalidad y bases firmes. Tenía en su mente de demiurgo político los pasos firmes a consolidar en dirección a la unidad de Alemania.
