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Domingo 18 de junio de 2017

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Revista Dominical

Umberto Eco

18 jun 2017

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas

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Es grato realizar una pequeña reseña de Umberto Eco, un extraordinario semiólogo (estudioso de los modos de producción, funcionamiento y recepción de los diferentes signos de comunicación en los individuos y colectividades), y escritor italiano; brillante autor de estudios semióticos sobre las relaciones entre la creación artística y los medios de comunicación de masas, destacando su "Obra Abierta", del año 1962. Su libro "El nombre de la rosa", es voluminoso y excepcionalmente esclarecedor sobre la vida e intimidades de una orden religiosa con la utilización de un lenguaje exquisito y riquísimo en posibilidades retóricas; no se podía esperar algo distinto de un semiólogo profundo. Quienes leyeron "El péndulo de Foucault", han debido quedar absortos con su puntual análisis.

Además de recibir el Premio Príncipe de Asturias por su obra "El cementerio de Praga" en la categoría de comunicación y humanidades, Umberto Eco, con notoria sensibilidad por los estudiantes y académicos por los cuales mostraba una proclividad definida, se ocupó de temas precisamente académicos para facilitar las formas de graduación de las diferentes carreras en las universidades, y la prueba es su estudio sobre "Cómo se hace una tesis", que es el punto neurálgico de dudas, desasosiego e incertidumbre de acción en estudiantes y en las tesis de estudios de posgrado en sus diferentes niveles.

Eco nos direcciona a una elaboración ordenada de una tesis y una de las primeras cosas para empezar a trabajar, nos dice, es escribir el título, la introducción y el índice final; esto es, precisamente las cosas que todos los autores hacen al final. Y nos interroga ¿empezar por el final? Pero ¿quién ha dicho que el índice vaya al final? En ciertos libros está al principio a fin de que el lector pueda hacerse una idea rápida de lo que encontrará al leerlo. Entonces Eco nos orienta que "escribir cuanto antes el índice como hipótesis del trabajo sirve para definir cuanto antes el ámbito de la tesis".

Es flexible, dice Eco, que según avance el trabajo, este índice hipotético puede ser reestructurado varias veces e incluso asumir una forma completamente diferente, empero, se lo reestructura mejor si se tiene un punto de partida a reestructurar.

Lo mismo vale para la tesis de cualquier postulante, hay que proponerse a sí mismo un plan de trabajo y éste asumirá la forma de un índice provisional y, mejor, nos guía el semiólogo, si este índice es un sumario en que a cada capítulo corresponde un breve resumen.

Si se actúa así cada uno se podrá aclarar a sí mismo lo que quiere hacer, que le hará dar cuenta si tenía las ideas claras. Hay proyectos que aparentemente son clarísimos, pero al empezar al escribir todo se escurre como aguas por las manos, que es la evidencia de que se pueden tener ideas claras sobre el punto de partida y el de llegada, pero hay que darse cuenta de que no se sabe llegar del uno al otro y qué habrá en el medio.

Eco nos aconseja comprender que una tesis es como una partida de ajedrez, tiene cierto número de movimientos, pero desde el principio hay que estar capacitado para predecir movimientos a factura con vistas a dar jaque mate al adversario: de otro modo no se conseguiría nada.

Para precisar: el plan de trabajo comprende el título, el índice y la introducción. Un buen título ya es un proyecto o una propuesta. Eco nos indica que no se refiere a un título que se anota en un cuaderno meses atrás y suele ser tan genérico que permite variaciones múltiples e infinitas, sino al título secreto de la tesis que suele aparecer luego como subtítulo.

Otra fase es la elaboración de la introducción, que no será sino el comentario analítico del índice "con este trabajo nos proponemos demostrar tal tesis. Las investigaciones precedentes han dejado muchos problemas planteados y los datos son todavía insuficientes. En el primer capítulo se intentará establecer tal punto; en el segundo se acometerá tal otro problema. Y en la conclusión se intentará demostrar esto y aquello. Tener presente que nos hemos impuesto ciertos límites precisos, que son este y el de más allá. En tales límites se seguirá con el método", y así sucesivamente.

Finalmente, Eco nos reflexiona "hasta que no se esté capaz de escribir un índice y una introducción, no se estará seguro de que trata de nuestra propia tesis, y si no se consigue escribir el prefacio, eso significa que no se tiene las ideas claras sobre cómo empezar".

A esta altura ha quedado claro que introducción e índice deben ser reescritos continuamente según el avance del trabajo y ¿en qué se diferenciarán la primera y la última redacción de la introducción e índice?, en el hecho que en la última se promete mucho menos que en la primera redacción y se será más cauto.

El objetivo de la introducción definitiva es ayudar al lector a compenetrarse en la tesis, pero no se debe prometer lo que no le dará; cuando el lector se contenta con ello se cumple el objetivo, pues lo entiende todo y no lee el resto.

* Abogado, posgrado en Educación Superior e interculturalidad, doctor honoris causa, docente universitario, escritor.

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