La realidad de una nación con derecho a su independencia plena: Kurdistán
07 jun 2017
Adhemar Ávalos Ortiz
Los kurdos son un pueblo de origen indoeuropeo que se asentaron en el sur de Anatolia, hoy Turquía y sus alrededores, en torno al siglo X A. C. Se considera que sus orígenes se remontan a los medos que se enfrentaron primero a los asirios y luego a los aqueménidas, por los que fueron derrotados en el año 550 A. C. El Imperio medo, que duró 128 años, fue conquistado por Ciro el Grande, fundador del Imperio aqueménida y que a su vez fue conquistado, en el 332 A. C, por Alejandro Magno. Pero ésta es solamente historia con todas sus imperfecciones y su realidad es muy diferente. Son los otomanos los que definieron su vida desde hace muchos siglos, violentando los derechos naturales de los pueblos contrarios a su religión fundamentalista.
Durante la Edad Media los kurdos tuvieron una relativa libertad bajo el dominio islámico. Sin embargo, con el auge del Imperio otomano, el país fue fragmentado en dos Estados: el otomano y el persa. En la parte otomana, los feudos kurdos mantuvieron una amplia autonomía hasta el siglo XIX. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, con el Imperio otomano en proceso de desintegración, el fallido proyecto del Tratado de Sevres, que nunca fue ratificado ni entró en vigor, reconocía el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades de los antiguos imperios, y preveía la creación de un Estado kurdo. El Tratado y en concreto su artículo 62 definió las fronteras y la hipotética composición del futuro Kurdistán. El Kurdistán concebido en el Tratado habría sido un país con dos terceras partes de su territorio eliminadas, incluyendo sus áreas fértiles y sus tradicionales tierras de pastoreo. En 1925 una insurrección kurda fue derrotada por las tropas turcas.
Tras el Tratado de Lausana (1923) el Kurdistán se dividió entre Turquía, Siria, Irán, Irak y la URSS. Durante la Guerra Fría hubo una constante agitación independentista por parte de los kurdos. En 1961 el PDK, Partido Democrático Kurdo (de esencia marxista) inició una Guerra de guerrillas en Irak hasta ser derrotado en 1975. En 1979 se producirá una nueva rebelión en Irán contra el régimen teocrático instaurado tras la Revolución. La respuesta iraní fue la declaración de la Guerra Santa, sacrílega en términos de creencias, contra los kurdos. Y es una confrontación brutal en términos político-militares.
¿Pero cuál es la realidad de este pueblo, en realidad una verdadera nación con cultura, creencias comunes, territorio, aunque dividido, y lo fundamental, identidad política? En total son 26 millones de kurdos: 14 millones en Turquía, 6 en Irán y Azerbaiyán, 4 en Irak, 2 en Siria y unos miles en Armenia. Es una nación sin territorio independiente que por características comunes debe lograr la soberanía común a muchos Estados que ni siquiera cuentan con las condiciones para serlo. El reinado de los imperios europeos, inglés y francés, que conquistaron su territorio en épicas batallas y, peor todavía, la satrapía musulmana sunita, hizo imposible su sueño de autodeterminación.
Millones de kurdos se encuentran sometidos a dictaduras de toda laya, siendo las peores la turca y la iraní. En otros países gozan de cierta autonomía, no equiparable a la de un Estado jurídico independiente, de acuerdo a su historia. Los turcos son una feroz potencia conquistadora que no reconoce su status cultural y su religión musulmana moderada, Es un monstruo totalitario ajeno a Kemal Ataturk, el líder turco que definió los principios de un Gobierno democrático separado de la religión. Las huestes extremistas otomanas atemorizan a los kurdos, haciendo irresistible su independencia. Hay pocas coincidencias entre turcos y kurdos.
El problema de la independencia kurda es muy complejo por el involucramiento de muchos países que difieren en ideología y posiciones políticas muy contradictorias. No obstante resulta necesario solucionar el problema por la vía militar, la salida pacífica es imposible. En este tema hay que ser realista.
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