Egipto, Argelia y Túnez analizan el recrudecimiento del conflicto en Libia
06 jun 2017
Fuente: Argel, 5 (EFE)
Los ministros de Asuntos Exteriores de Argelia, Túnez y Egipto, convergieron hoy (ayer) en Argel para analizar la situación en Libia, país en el que se han recrudecido los combates en los últimos días.
La reunión, que culminará mañana con una declaración conjunta, se vio alterada, sin embargo, por la noticia de la ruptura de lazos diplomáticos entre Arabia Saudí y Qatar, a la que se han sumado varios socios de la monarquía radical wahabí.
Uno de ellos ha sido el gobierno libio de Al Baida, bajo control del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este del país, al que apoyan tanto Arabia Saudí como Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Rusia.
Este gabinete, que apenas tiene influencia política en el país, está enfrentado al Ejecutivo que dirige en Trípoli Mohamad al Serraj, y que sostiene la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que no se ha pronunciado aún sobre el conflicto diplomático.
El ministro tunecino de Exteriores, Khemaïes Jhinaoui, aseguró hoy (ayer) que su país observa "con preocupación" la crisis diplomática abierta entre Arabia Saudí y Qatar y expresó su deseo de que sea transitoria.
"Esperamos que esta crisis pueda ser contenida y superada. El mundo árabe tiene ya muchos problemas y esperemos que los hermanos del Golfo lleguen a un consenso para poder superar sus diferencias", afirmó.
En este ambiente, Jhinaoui, su colega egipcio, Sameh Shoukri, y el anfitrión de la reunión, Abdel Jaled Meshael, estaban citados para "proseguir sus consultas sobre la situación política y de seguridad que prevalece en Libia", explicó a primera hora de la mañana un portavoz argelino.
La reunión comenzó poco antes de la ruptura del ayuno del mes sagrado de Ramadán, con un encuentro bilateral entre Shoukri y Meshael, quien aseguró a la prensa que el objetivo es "acompañar a los libios para que puedan resolver sus problemas por sí mismos, sin intervención extranjera y en el marco de la integridad territorial Libia".
Ambos ministros abordaron, además, la coyuntura en la región "amenazada por el terrorismo, el crimen organizado y la migración clandestina", e hicieron hincapié en la importancia de la coordinación "permanente y continua" para hacer frente a estos desafíos, agregó.
Mañana, en el centro de la mesa tripartita, estará además, la explosiva situación en el sur del país, escenario las últimas semanas de fieros combates entre las milicias de la ciudad estado de Misrata, en el centro-Oeste del país, y las fuerzas al mando de Hafter.
El mariscal, un antiguo miembro de la cúpula militar que aupó al poder al ya derrocado y fallecido líder libio Muamar al Gadafi, y que años después, reclutado por la CIA, se convirtió en su principal opositor en el exilio, trata de conquistar Sebha, capital del sur para lograr más ventaja territorial y asfixiar Trípoli.
La capital está cada vez más arrinconada, al inestable albur de las decenas de milicias que se reparten los barrios, y que a menudo cambian de bando sin que el gobierno sostenido por la ONU haya podido hacerse con el control desde que fuera formado en abril de 2016.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Al Gadafi.
Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el Oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo de Hafter, que controla más de 60 % del país, y del llamado Parlamento de Tobruk, única institución que conserva la legitimidad.
Fuente: Argel, 5 (EFE)
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