Lunes 05 de junio de 2017
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El mérito de la mujer es haber iniciado este desafÃo de lucha inclaudicable por la igualdad, como una expresión clara de su apego a la calidad de mejor ser humano: justo, equitativo, perseverante y perfeccionista para enfrentar las múltiples dificultades de la vida. Nunca podrá alcanzar la perfección, aun en base a una voluntad férrea y espartana, sin embargo, el monumental objetivo ya tiene movimiento propio con los habituales riesgos de equivocarse y, de hacerlo, estos errores tiene sustento sin solución de continuidad.
Todos los seres humanos en sus ráfagas continuas de inteligencia, entienden que la misión en este mundo es trabajar incesantemente en la elevación del alma. Un hombre verdaderamente capaz sentirá por naturaleza esta necesidad y el estudio de los grandes predecesores es la caracterÃstica de los hombres eminentes. En esa orientación numerosos hombres del pasado cercano piensan que la mujer tiene más conocimiento del mundo; su mente esta mejor provista de capacidad de observación y su posición es más provechosa en las sociedades.
Las mujeres experimentan una transición beneficiosa a medida que acumulan años: cuando dejan de ser bellas se dedican a ser buenas, que asumen caracterÃsticas y reemplazan sutilmente para mantener un equilibrio de influencia sobre los hombres, la belleza en el ocaso por la utilidad. Las mujeres son únicas en el aprendizaje de multitud de servicios grandes, medianos y pequeños.