Domingo 04 de junio de 2017
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Constantemente se nos critica a las personas mayores por no adaptarnos al mundo moderno. Sin embargo, nosotros nos responsabilizamos por todo lo que hemos hecho y no culpamos a nadie por ello.
A pesar de haber llevado el pelo largo, de haber realizado una revolución sexual, de habernos rebelado contra los llamados valores tradicionales y de haber bailado con Los Beatles y los Rolling Stones, no fuimos nosotros los que eliminamos la melodía de la música, el talento y el ingenio de las creaciones artísticas, la buena voz a la hora de cantar, el orgullo por nuestra apariencia exterior, la cortesía al conducir, el romance en las relaciones amorosas, el compromiso de la pareja, la responsabilidad de la paternidad, la unión de la familia, el aprendizaje y gusto por la cultura, el sentimiento de patriotismo, el rechazo a la vulgaridad.
No fuimos nosotros los que eliminamos la escena de la Navidad, de las escuelas y ciudades, el comportamiento intelectual, el refinamiento del lenguaje, la dedicación a la literatura, la prudencia a la hora de gastar, la ambición por lograr ser alguien en la vida, ni tampoco sacamos a Dios del gobierno de las escuelas y de nuestra vida.