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Domingo 04 de junio de 2017

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Revista Dominical

Madre minera que a tu niño llevas en el pecho y en la espalda el futuro del país

04 jun 2017

Por: Ovidio Edwin Cayoja Calizaya - Periodista

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El Día de la Madre estuvo plagado de varios acontecimientos alusivos y bien merecidos a ese ser que nos dio la vida, pero en el ámbito minero se celebra de una forma muy especial, porque en la reciente década surge con fuerza un sector que había sido olvidado o relegado a un segundo plano, el de la mujer minera, aquella que como dice parte de un poema anónimo, tiene que llevar a sus hijos en brazos, en sus manos el combo y el cincel, y en la espalda el futuro del desarrollo de una nación.

El reciente 27 de mayo, la Federación de Cooperativas Mineras (Fedecomin), juntamente a su dirigencia nacional, y también la representación de las mujeres socias cooperativistas, efectuaron una actividad muy particular en homenaje al Día de la Madre, que mostró la labor de las mujeres en los socavones, la cual va creciendo, llegando actualmente a tener alrededor de 2.700 mujeres mineras asociadas al sistema cooperativo a nivel nacional.

DE PALLIRIS A MINERAS

Tradicionalmente conocidas como palliris, la presencia de la mujer en las minas se remonta casi al inicio de la historia de la minería en Bolivia, pero ojo, estamos hablando de aquellas mujeres que con combo en mano estaban en los claros cercanos a los socavones martillando los complejos para sacar el metal de los escombros.

Las tradiciones ancestrales, secundadas por la sociedad patriarcalista que predominaba en la época colonial y republicana, obligaban a que existiera una prohibición de que la mujer ingrese al interior de los socavones, bajo la sentencia de que las vetas desaparecerían o que las féminas serían "robadas" por el Tío de la Mina.

Luego de la relocalización en los años 80, con el surgimiento de las cooperativas también se realizaron las primeras incursiones mineras feministas, las cuales no se dieron por una decisión de igualdad de género, sino por las circunstancias de la vida pobre en los centros mineros, es decir, cuando el hombre de la casa fallecía, su lugar tenía que ser ocupado por la esposa, que tenía que trabajar a la par de los demás hombres buscando el sustento para su familia.

A esto se suman otros factores, como las madres solteras, o simplemente la falta de una economía estable en el hogar por la baja cotización de los minerales que obliga a que papá y mamá ingresen a los socavones.

HISTORIAS

En el contexto de la actividad de celebración por el Día de la Madre efectuado por la Fedecomin, nos vimos en la necesidad de recoger algunas de esas historias de vida, diferentes mujeres obreras del subsuelo, nos contaron parte de su faena diaria.

ANDREA RAMOS MOYA

Desde el Cañadón de Antequera, Andrea Ramos Moya, contó que en su cooperativa denominada "Colon" se tiene 10 socias que extraen el estaño y algunos otros complejos.

Ella trabaja hace 10 años en el sector con la excavación a cielo abierto y el mineral se lo saca en algunos camiones improvisados.

Su labor la llevó a ser parte de la Fedecomin, y actualmente ocupa una cartera en representación de todas las socias del departamento que están cerca de 12 cooperativas, la mayoría de ellas trabajando en interior mina, en los desmontes, los relaves o las colas de minerales.

Indicó que el Día de la Madre es una de las pocas jornadas en las que ellas pueden confraternizar con sus compañeras de clase, pues su jornada diaria es la de levantarse por la madrugada, dejar el alimento a los niños y luego acudir a la mina a buscar el sustento.

GLADIS BRAVO ESPINOZA

La Cooperativa "El Progreso Kami Ltda", ubicada en Cochabamba, ahí trabaja desde sus 10 años Gladis Bravo Espinoza, seguía y ayudaba a su padre en las labores de la mina y considera a los socavones como su segunda casa, debido a ello no cursó la escuela y tuvo que tomar el lugar de su progenitor.

"Yo soy padre y madre para mis dos hijos, mi marido se fue hace 13 años, por la mañana me levanto a las 3:00 de la madrugada para prepararles el almuerzo, después yo me voy a la mina, se los dejo envuelto para que lleguen del colegio y almuercen, luego vienen al socavón y me ayudan un poco", mencionó.

Gladis cuenta que su rutina en interior mina empieza a las seis de la mañana, se toma un breve descanso al medio día y luego sale del subsuelo a las 18:00 horas.

Dijo que la labor para la mujer en el interior de la mina es complicado, hace tres años sufrió un accidente donde se fracturó la pierna izquierda, pero a pesar de ello sigue ingresando al socavón para alimentar a sus hijos.

Gladis tuvo la oportunidad de regalar al presidente Evo Morales, una "quepirina" (Bolsa para sacar mineral), además de un combo y un cincel, pero algo que nos llamó la atención es que le habló al oído al mandatario, al consultarle que le dijo, nos respondió que le pidió viviendas para ella y sus socias, además de herramientas de trabajo.

SILVIA MAMANI FULGUERA

Con algunos implementos de su faena diaria, Silvia Mamani Fulguera, de la cooperativa "San Antonio" ubicada en la localidad de Viloco en el departamento de La Paz.

Indicó que entre sus manos manejaba una "challa" que es una especie de cernidor usado para separar el mineral de algunas impurezas hasta llegar a la "fina" que son los sedimentos donde se encuentran los metales.

Indicó que ese trabajo se cumple a diario, seleccionando la carga que sale de interior mina, pero ello conlleva algunos riesgos a futuro, de contraer algunas enfermedades como la artritis o reumatismo por estar en constante contacto con el agua.

Nosotros sacamos el mineral del socavón, lo cascajeamos, luego lo molemos y después hacemos este procedimiento para buscar la "fina", señaló.

"Somos 25 socias que estamos en la cooperativa, como madres, nuestras necesidades son muchas, la falta de vivienda, herramientas, nuestra labor es a la par de los hombres porque extraemos el mineral, lo cargamos en nuestras espaldas, lo traemos a las comercializadoras, es igual el trabajo", indicó.

ISABEL LÃ?PEZ ZAMBRANA

A sus 74 años, Isabel López Zambrana, es una socia que continúa con las labores en la cooperativa Chorolque de Potosí, contó que ingresó a la cooperativa casi desde su fundación como "kajchera".

Actualmente trabaja en los desmontes buscando el mineral entre las colas que fueron dejadas por las explotaciones antiguas, argumentó que el trabajo es cansador tanto para el cuerpo como para la vista.

Indicó que con esta actividad logró sacar a todos sus hijos adelante y que ahora sigue trabajando para su subsistencia.

Dijo que en la cooperativa existen alrededor de 15 socias que trabajan a la par de los hombres, tanto en la perforación como en la extracción de los minerales.

Nos mostró el uso del "quindalete", una herramienta que es usada entre dos personas que sirve para moler el mineral de estaño.

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