Inocencia piramidal

En las calles, en las plazas, encontrarán nuestros techos, hemos venido de lejos, a exigir nuestros derechos. Así van las primeras frases de la hermosa canción escrita por los hermanos Junaro y que hacía homenaje a la "Marcha por la Vida", protagonizada por los trabajadores del combo y barreno que en las jornadas de agosto de 1986, hicieron historia tratando de llegar a La Paz protestando contra el cierre de la Comibol, medida de emergencia dictada por el gobierno de Víctor Paz.

"Los mineros volveremos", es como se llama esa popular pieza musical y hacía alegoría a las siempre triunfantes jornadas a las que estaban acostumbrados desde la Revolución del 52, y de cierta manera el título tenía mucha razón.

Fue una de las facturas para el país, entre tantas otras, producto de las medidas asumidas en los primeros años del periodo conocido hoy en día como "neoliberal", que tuvo que asumir el despido de miles de trabajadores de la estatal minera, pagando sus beneficios sociales y de esa manera suavizando el terrible sismo social que significaba la relocalización.

Los mineros salieron en desbande de sus campamentos, y tres ciudades los recibieron con los brazos abiertos, El Alto y su estreno como ciudad era una buena oportunidad para no perder su raíz aimara y occidental, Cochabamba también se veía atractiva, y lógicamente para los más atrevidos, la pujante Santa Cruz sería el nuevo crisol donde nacería la nueva casta social denominada "los cambacollas".

Sin embargo, donde fue a radicar la gran mayoría de los "relocalizados" fue el Chapare. Los mineros eran conscientes que su única experiencia de trabajo les cerraba las puertas a otras muchas fuentes laborales, por ello el trabajo de campo no pedía más requisitos que la fuerza y el tesón para emprender una nueva tarea como medio de vida.

Tampoco iba a ser necesaria mucha inversión, tomando en cuenta que existían muchas propuestas de ONG´s, el gobierno y la Usaid, para fomentar el desarrollo alternativo y evitar el crecimiento de los cocales. Dado ese cúmulo de circunstancias, en el Departamento de Cochabamba confluían dos factores muy interesantes; por un lado una importante migración que daba un incremento notable a la demografía departamental, y por el otro, mucho dinero en efectivo que se debería canalizar hábilmente.

Si algo sobran en esas coyunturas, son los que leen este tipo de realidades y aprovechan para ser los beneficiados y en nuestra historia, de esos siempre abundaron. Los políticos están a la caza de estos momentos, y en aquel entonces un grupo de movimientistas sacó la mejor tajada.

Uno de sus principales dirigentes, el famoso Panka Anaya, tomó contacto con uno de los líderes de la juventud emenerrista de Cochabamba que ya había trabajado como Director del FOMO, y que administraba una de las primeras financieras en el país denominada Multiactiva, y formaron a quien sería un personaje sumamente famoso en los inicios de los 90, el señor Nelson Arévalo.

Firma Integral de Servicios Arévalo Finsa, fue el denominativo de una financiera que abrió los ojos de la población valluna con una serie de ofertas de inversión, que incluían bienes raíces y otro tipo de actividades comerciales que le permitían a la institución generarle intereses gananciales de hasta el 10% mensual por sus ahorros.

A finales de los 80´s, la nave del Estado estaba en proceso de reconstrucción y más ocupada en sostener la estabilidad económica, evitar una nueva inflación y tratar de generar crecimiento, por lo que no estaba aún preparada para contar con una institución como la posterior Superintendencia de Bancos, y poder certificar pero especialmente controlar a entidades como esta, que además crecieron como hierba por todas partes captando ahorristas de todo tipo y haciendo ofertas maravillosas sin ningún respaldo plenamente verificable.

La verdad es que ni en aquel tiempo ni en ningún otro, existe forma alguna para que una entidad seria y responsable sea capaz de generar ganancias tales, que les pueda proveer a sus ahorristas tamañas utilidades. Cuando la banca más generosa en el mejor de los casos ofrece un 4% anual, la tentadora cifra del 10% mensual debería ser lo suficiente para que el que más o el que menos dude de tan tentadora fantasía, pero como el ser humano es débil y una de sus mayores flaquezas es justamente la ambición, una promesa de tal magnitud no iba a ser ignorada por mucho tiempo.

La gente empezó a llegar y llenar las arcas de la financiera, y muy pronto los bolsillos de los hermanos Nelson, Eddy y Carlos Arévalo estaban reventando, quienes además como todo nuevo rico, más tardaron en contar los billetes que en ufanarse de ellos.

Mi madre me decía: dos cosas son imposibles de ocultar, el amor y la plata, y tenía toda la razón. La hermosa ciudad del valle en muy poco tiempo fue testigo de la gran vida que se daban los Arévalo en los mejores hoteles, restaurantes, centros de diversión y sobre todo prostíbulos de la Llajta, en interminables noches de orgía que eran financiadas por los miles de ahorristas que depositaron en sus manos, todas sus esperanzas luego de haber vendido incluso sus propiedades con el sueño de la ganancia simple y el disfrute extenso.

Más de 56 millones de dólares tenían a su disposición tres personas y su séquito, y gran parte de ello fue dilapidado entre alcohol, sexo, drogas y otros derroches. El prestigioso periodista Wilson García Mérida, puso o al menos intentó poner en alerta a los ahorristas, y su voz casi es callada con un atentado, pero ni eso puso freno tanto a la llegada como al gasto de los dineros en Finsa.

La mañana del 30 de julio de 1991, la ciudad del Tunari despertaba con la noticia del suicidio homicidio (así lo calificó la policía), del principal artista de la estafa, Nelson Arévalo. En pocas horas millares de ahorristas en las puertas de la entidad hacían todo tipo de protestas tratando de que alguien les de alguna razón y mejor si les devolvían sus ahorros. Lógicamente nada de ello sucedió. Los otros dos hermanos muy pronto y durante los próximos 6 años pasarían lista en la cárcel de San Sebastián, y el caso Finsa sería la comidilla de la prensa y hasta la política que hacía campaña con la pena de los ahorristas, pero el dinero jamás iba a retornar a sus propietarios que cayeron inocentemente como víctimas fundamentalmente de su avaricia.

Las estafas piramidales, en sus miles de modalidades, han tenido tantas formas como víctimas, y han encontrado en la tecnología una nueva aliada, y no dejan alrededor del mundo de encontrar una y otra forma de captar de uno a millones de inocentes que no tienen mejor idea que darle su dinero a quien le pinte cartelitos de colores.

�ltimamente, las víctimas de los diamantes y el Bitcoin, están desesperados buscando a quienes les vendieron humo para que les devuelvan sus pocos ahorros, pues desgraciadamente hoy en día quienes más caen como víctimas de estos timadores, son gente humilde que no se da cuenta de estos bajos trucos para quitarles lo poco que tienen.

Es necesario reflexionar y darnos cuenta una y otra vez, que la única manera de conseguir dinero es trabajando, y que la plata fácil no existe y si existe es ilegal. Pero también que las autoridades hagan lo suyo y no permitan que esta mafia siga haciendo de las suyas, pues cuando lo hacen, durante meses trabajan abierta y libremente a la vista de todos.

(*) Paceño, stronguista y liberal.