Miercoles 31 de mayo de 2017
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El debate con Chile se ha politizado, como siempre. De este lado, el presidente Evo Morales decidido a mantener una bulliciosa demanda, sobre todo ahora que quiere la tercera reelección. Del otro lado, un gobierno sumido en la inoperancia y la corrupción, lo que le daría méritos para afiliarse a la corriente del "socialismo del siglo XXI".
Dos gobiernos que tratan de ocultar un pecado compartido: el contrabando en la frontera común. Ahora la ruidosa campaña del gobierno Morales sólo habla de los nueve detenidos por los carabineros chilenos. Nadie explica y nadie pide explicación de qué hacían los camiones chilenos, cargados de mercadería, tan cerca de la frontera con Bolivia, que los bolivianos ahora detenidos estaban a punto de robar. ¿Fueron llevados hasta el lugar para provocar a los ladrones bolivianos? ¿Un señuelo? ¡Por favor! Todos sabemos que en el contrabando, y no solo de ropa usada sino también de otras cositas, como droga, hay organizaciones que abarcan a los dos países.
Para la platea de ingenuos, el show de los nueve detenidos, con llantos y protestas de un lado y con poses de justicia seria y civilizada, del otro lado.