Miercoles 31 de mayo de 2017
ver hoy
Cuando se examina lo ocurrido en once años de gobierno del MAS, forzosamente surge la pregunta: ¿De qué valió tanto odio y tantos complejos? ¿Cuánto ha ganado el país con todo ello? Y, como es lógico, las respuestas están a flor de labios: empeoraron situaciones angustiosas que muchas veces se han vivido en el pasado debido a que se practicó mucha discriminación y no se incluyó debidamente a todos los componentes humanos de la nación.
Lo cierto es que, si bien se anunció por parte del dirigente máximo del partido de gobierno que habrían políticas que "busquen la unidad de todos los bolivianos", hubo más actitudes y acciones en pro de conseguir más división porque abundaron los reproches y las creencias de que en 500 años se había explotado a los bolivianos haciendo diferencias y que los odios se habían encargado de dividir posiciones que, radicalizadas no dejaban caminos de concordia y armonía.
Lo grave de esta situación es que los sentimientos negativos por parte de algunos grupos de dirigentes masistas ha dado como resultado que ese mismo sentimiento se vuelque contra ellos porque la población, en su mayoría, que nunca quiso saber de desencuentros, rencores, resentimientos y poses en que la división se haga mayor o, peor, que los odios resurjan de todos contra todos también asuman posiciones contrarias a la unidad. Son las mismas actitudes de muchos grupos indígenas y campesinos que despertaron sentimientos de rechazo en parte de la población y, para mayor claridad: lo mostrado a los llamados "kharas" (población mestiza y blanca) se volcó en contra de los propiciadores de sentimientos revanchistas y ajenos a una sana unidad y armonía de clases. Surgieron las susceptibilidades y causas de resentimientos y desconfianzas.