Tal vez algunas personas, al ver este tÃtulo, pensarán que el artÃculo se opone al avance de los derechos de la mujer, entre los cuales se quiere incluir la despenalización y la legalización del aborto. Según las organizaciones abortistas, el aborto, denominado ahora "interrupción del embarazo", debe ser declarado un derecho de toda mujer a disponer de su propio cuerpo, aceptando o rechazando el embarazo.
En ese documento se afirma: "La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado. El aborto y el infanticidio son crÃmenes abominables" (GS 51). Esta extrema calificación se basa en el 5° mandamiento del Decálogo: "No matar" aplicada a los niños por nacer.
La condena del aborto se apoya sobre una base cientÃfica evidente: El nuevo ser humano se constituye por la concepción, o sea la fusión de los dos gametos germinales, el óvulo femenino y el espermatozoide masculino. Ambos generan un nuevo ser humano con su propia dignidad. Por lo tanto debe ser ya respetado y cuidado a lo largo de las distintas fases, embrionaria y fetal de su vida hasta su nacimiento.
De aquà se desprende algo evidente: Quien libre y voluntariamente quita la vida a un ser humano por nacer comete un asesinato. Por lo tanto, el Estado debe castigar al autor o autores con una pena grave. La Iglesia Católica lo sanciona con la pena de excomunión, que significa que deja de pertenecer a la Iglesia y para ser readmitido debe confesar su culpa y ser absuelto.
Las ideologÃas abortistas engañan sobre la realidad del aborto, y lo presentan como quitarse una verruga o un tumor. No reconocen que el nuevo ser humano que va a nacer tiene su propia dignidad por ser el hijo biológico de los dos progenitores, el padre y la madre.
En derecho penal, matar al propio hijo es cometer un "filicidio", acto criminal gravÃsimo que causará a sus autores, especialmente a la madre, el "sÃndrome postaborto", o sea el conjunto de daños psÃquicos y somáticos a lo largo de su vida, pudiendo llegar al suicidio.
Jesús nos explica el significado profundo de la acogida a los niños abandonados: "Lo que hagan con uno de estos hermanos mÃos más pequeños conmigo lo hacen" (Mt 25, 25, 40). Salvar la vida a un niño amenazado de ser abortado equivale a salvar la vida del niño Jesús, cuando el cruel Herodes determinó matar a todos los niños que podrÃan derrocarle.
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