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Domingo 28 de mayo de 2017

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Revista Dominical

El niño y el doctor Sajama

28 may 2017

Por: Dehymar Antezana - Periodista � Dibujos por: Verónica Guzmán Revollo � Artista Plástico Taller de Arte Q´umir Q´umir

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Habitaba una vez un niño en el campo. El clima del lugar era frígido, el viento se escuchaba como si de una quena saliera un solo sonido, llamado naturaleza.

La paja brava era el ser viviente de la zona, aunque en determinados espacios, era compartido con yareta, wijiñas y pequeños riachuelos que aparecían en la nada y detrás del nevado Sajama.

A lontananza de su casa se observaba constantemente a grupos de salvajes vicuñas que correteaban sin cesar en medio de ese hábitat, jugando en pos de libertad.

Los padres del pequeño se dedicaban a la producción agrícola, era la única fuente de ingreso que tenía la familia. Cosechaban papa y cebada, semanalmente se ausentaban de su comunidad a fin de comercializar sus productos y una vez al mes llevaban algunas cabezas de ganado camélido a sus caseros.

Chito era el niño, en realidad era su nombre Francisco, pero sus padres le decían Panchito, sin embargo, cuando era más pequeño, él no podía decir Panchito, y solo decía Chito, motivo por el cual se quedó con ese denominativo.

�l se encargaba de llevar al ganado a pastear, alternaba entre las llamas y las ovejas. Asimismo se encargaba de guiarlos hasta unos riachuelos que están detrás del nevado Sajama, con la finalidad que sus animalitos aprovechen el agua del sector.

Un día, como acostumbraba siempre, fue al pie del nevado y mientras esperaba que su ganado sacie su sed, sintió que una gran sonrisa provenía del Sajama.

El niño se asustó porque no daba crédito a lo que miraban sus ojos, comenzó a silbar para mantener la calma. Entonces, el nevado le habló: "No te asustes hijo, quiero ser tu amigo, protegerte y enseñarte los secretos que los ancestros me enseñaron".

El pequeño lo contempló fijamente, y mientras la brisa golpeaba sus mejillas rajadas, puso atención a sus explicaciones. El miedo que sintió al principio se fue disipando como espuma en el agua, se quedó más tranquilo y a partir de ese momento nació una gran amistad entre ambos.

Es así que todas las mañanas se despertaba temprano para llevar el ganado hasta el riachuelo, pero su interés mayor era hablar con el nevado. Pasaban largas horas dialogando de la cultura milenaria, al mismo tiempo, el Sajama se encargaba de instruir a Chito en la elaboración de brebajes con plantas naturales para curar a la gente de su comunidad.

Con el paso de las jornadas, aprendió los secretos del campo y también cómo sanar a las personas utilizando los elementos de la naturaleza.

Un día de mucho frío, muy temprano escuchó que su mamá se quejaba de dolor y no había quien la atienda porque su padre se ausentó a la feria de una comunidad aledaña con la finalidad de comprar ganado y vender su producción.

La madre estaba desesperada porque el dolor la hacía padecer. No quería preocupar a Chito, quien aparentemente todavía dormía, sin embargo, el pequeño de diez años se dio cuenta rápidamente de lo que sucedía.

Sin que su mamá lo perciba se levantó ágilmente y salió corriendo de su pequeña choza rumbo al campo. �l sabía que planta necesitaba para curar el mal de su progenitora.

Recordó las enseñanzas que le dio el nevado Sajama, preparó el brebaje natural y le dio de beber a su madre. Pasaron unos minutos de esa acción, el pequeño hacía vigilia a los pies de la cama, esperando que calme el dolor.

Después de un corto tiempo, notó que su mamá comenzó a mejorar y se repuso. Ella se sorprendió por el cuidado que su hijo le hizo, pero más por la medicina que le había brindado.

Muy contenta lo abrazó, derramó algunas lágrimas de felicidad. Le preguntó de dónde aprendió esa preparación. Chito en medio de una gran sonrisa le respondió: "Me enseñó el doctor Sajama".

La madre no hizo más preguntas por considerar algo sagrado, pero a partir de ese momento, consideró que su hijo había sido elegido para seguir los pasos del doctor y curar a la comunidad de todos los males que se les iba a presentar.

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