Seguridad: Responsabilidad conjunta

Algo que se presenta con características alarmantes en todo el país, es la frecuencia con que se registran hechos delictivos de toda índole, afectando la seguridad general y lastimando la humanidad ciudadana, en algunos casos numerosos y fatales.

Robos, atracos, atropellos, secuestros, violaciones, atentados contra la propiedad privada y pública, son hechos que se publican y difunden diariamente con alarmantes características, mostrando lamentablemente deficiencias en el desempeño de las tareas encomendadas al servicio de seguridad, en este caso la Policía Nacional.

Es cierto que no se puede culpar de todo lo malo que pasa a la entidad del orden público, porque la misma atraviesa por muchos problemas, producto de la precariedad en su funcionamiento, empezando por un déficit de material humano que hace dificultoso su trabajo de control y previsión, tampoco tiene el número ideal de unidades motorizadas, y hay distritos en los que resulta insuficiente realizar planes de acción preventiva permanente, porque algunas movilidades están asignadas a menesteres administrativos o de cierto personal jerárquico.

Se menciona en muchas ocasiones que la seguridad ciudadana es tarea de todos, y es evidente que en la parte de cuidados comunes compite a todos, pero por razones estrictamente operativas, la responsabilidad es estrictamente de los organismos de seguridad del Estado, aunque valga la oportunidad para puntualizar que tal "seguridad ciudadana", depende de políticas oficiales en función de prevención del delito.

Se requieren programas permanentes para motivar actitudes personales, que contribuyan a disminuir los índices delictivos, pero ese proceso de autocuidado debe ser respaldado por la presencia de efectivos uniformados, cuya presencia y acción de vigilancia debe observarse en las calles de la ciudad, especialmente en los sectores conflictivos, detectados por la misma policía, asimismo en los barrios periféricos donde los delitos son más frecuentes.

En algunos barrios, por iniciativa vecinal, se han habilitado algunos "reductos" para alojar a policías en labor de control, por otra parte, la Alcaldía, ha dispuesto de algunos módulos con ciertas dependencias para dar comodidad a los guardianes del orden, lamentablemente esas instalaciones no han sido utilizadas por los policías y sufren un deterioro propio de abandono, situación que debería modificarse en el sentido de su rehabilitación, bajo compromiso formal de la autoridad superior policial para desplazar en cada caso, mínimamente un par de guardias para vigilancia especialmente nocturna, el módulo deberá contar con ciertas comodidades e imperiosamente con un teléfono en funcionamiento.

Un problema de alta incidencia es el de los accidentes de tránsito, con choques, vuelcos y atropellos, las causas de mayor porcentaje corresponden a conductores en estado de ebriedad, y en menor relación fallas mecánicas o descuido de los conductores. Falta mayor control de los efectivos de Tránsito en la ciudad, y de la Policía Caminera en las carreteras, además de una buena dosis de responsabilidad en los transeúntes.

Todo este conjunto de hechos, obliga a nuestras autoridades asumir un rol más efectivo y práctico como parte de las políticas de seguridad que debe disponer el Estado en función de cuidar la seguridad ciudadana, única manera de disminuir el alto índice delictivo en el país. La seguridad es tarea de todos, elementalmente del organismo policial.

Fuente: LA PATRIA