Si realmente se buscara la aplicación de un programa consensuado para encarar una “gestión productiva territorial”, se avanzaría positivamente en la construcción de un modelo que respetado en el orden autonómico significaría el inicio y la concreción de un proyecto de desarrollo global desde el sector rural hacia la ciudad capital.
Mucho se habla de consolidar el “desarrollo sostenible” de Oruro y fueron muchos los prefectos que durante sus gestiones, unas más largas que otras, se ocuparon de generar los ya famosos “Planes de Desarrollo” que en varios de los casos se ejecutaron parcialmente, pues casi siempre el prefecto reemplazante, consideraba que lo hecho por su antecesor no era bueno, por tanto debía descartarse y así se hizo gestión tras gestión con los perjuicios y daños consiguientes para el departamento.
Actualmente está sucediendo otro tanto ya que la política gubernamental de un principio ha establecido cierto tutelaje sobre todo lo que se hace y se impone con el sello de marca del partido gobernante, sin lugar a ninguna alternativa media que reconozca esfuerzos institucionales o profesionales que sirvan para corregir errores, que hay muchos, o aplicar nuevos planes que eviten mayores daños a la economía departamental y al deseo de progresar que tenemos la mayoría de orureños.
La realización de una denominada mesa técnica, con la intención de abordar el interesante tema de la “gestión productiva territorial”, abre posibilidades de un avance hacia la implantación del sistema autonómico, pero por encima de ese modelo lo que debería prevalecer e implementarse es un modelo independentista y descentralizador, que abra la posibilidad de eliminar de una buena vez las trabas del centralismo gubernamental que se ejerce desde el poder ejecutivo y que tiene doble efecto por la proximidad absorbente de la ciudad sede de gobierno y la de Oruro que debe admitir un rezago administrativo, altamente perjudicial.
No es ninguna novedad que en las “mesas de trabajo” se traten temas como la reactivación minera, el fortalecimiento del sistema agro ganadero regional, el turismo y la artesanía, con el añadido ahora de las empresas comunitarias. Y la verdad es que ya se elaboraron muchos documentos sobre la materia, pero lo malo es que pocos se ejecutaron, algunos en mínimo porcentaje, por razones del celo partidista y porque en los últimos cuatro años simplemente se postergaron los planes de superación que existen en Oruro.
El asunto del “estatuto autonómico” no puede ser utilizado como pretexto para querer validar un programa de gestión productiva, lo que corresponde es que como parte del trabajo que se realiza se dejen al nuevo gobernador, pero además a los sectores productivos más importantes del departamento, las normas consensuadas para alcanzar el propósito de utilizar al máximo los complejos productivos ya identificados e incorporarlos a la cadena del desarrollo nacional, lo que significará ciertamente definir la línea de aumentar valor agregado a nuestras materias primas de tal suerte que al ser exportadas en esa condición reditúen los beneficios que verdaderamente necesita nuestra economía departamental.
Fuente: LA PATRIA
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