En Cristo tenemos la audacia para construir un mundo más humano, sin odios
24 may 2010
Fuente: La Paz, 23 (ANF).-
El único idioma que lleva a la convivencia pacífica y en armonía es “el lenguaje del amor y de la tolerancia” que conduce al diálogo incesante y a la concertación sin coerciones. En ese marco, si en el país queremos vivir con paz y armonía se debe tomar este camino, aseguran los pastores episcopales.
Como hijos del Dios de la vida estamos llamados a hacer presente su amor, venciendo la esclavitud y la separación, apartándonos del temor y la cobardía, saliendo de la sacristía para dar testimonio de la fe, para que con audacia y libertad se edifique un “mundo más humano”.
Así señalaron, este domingo, los Obispos Auxiliares de Santa Cruz, monseñor Braulio Sáez, y de La Paz, monseñor Oscar Aparicio, en las homilías de la Solemnidad de Pentecostés, en las Eucaristías que celebraron en sus arquidiócesis.
“En esta familia que se llama Iglesia de Jesús cabemos todos, los mestizos y los blancos, los quechuas y los guaranís, los mosetenes y los aimaras”, pero “todos tenemos que hablar un mismo lenguaje, el lenguaje del amor y de la tolerancia, el lenguaje que nos lleva al diálogo y a la concertación, pero en justicia y sin componendas e imposiciones”, remarcó monseñor Sáez.
Pentecostés “irrumpe nuestra historia”, introduciendo “la capacidad de entenderse, aunque seamos personas diferentes, con distintos pensamientos, con culturas distintas” y con diversas experiencias, remarcó el Obispo de La Paz y Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB).
AUDACES Y SIN TEMORES
“Él nos asegura que tenemos la “verdad”, la “libertad”, la “audacia” para construir un mundo más humano, sin odios, ni racismos, en diálogo fraterno, sin muertes de ningún tipo, sin cárteles de la droga, con sueldos dignos, y nos asegura que todos, absolutamente todos somos iguales, porque somos hijos de Dios”, puntualizó monseñor Sáez.
El sabernos “hijos del Dios de la Vida, nos quita todos los miedos, cobardías, fanatismos, recelos y oscurantismos”, señaló monseñor Sáez al puntualizar que este conocimiento “nos alienta a superar la incapacidad para el diálogo, el odio y la intolerancia, entre unos y otros”.
Por eso podemos decir que para el cristiano hay un antes y un después de Pentecostés. Antes podíamos dejarnos llevar por la tentación de quedarnos en la sacristía, renunciar a dar testimonio de la fe, la cobardía y hasta el resentimiento.
“Hoy sabemos que el Espíritu está con nosotros y nos anima a ser libres, a dejar atrás toda moral de esclavos y vivir la libertad de los hijos de Dios”, pues “para ser libres nos liberó Cristo” y “no para dejarnos oprimir de nuevo por la esclavitud”, agregó el prelado.
UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
Pentecostés es la fiesta de la unidad, por lo tanto “es posible ser comunidad” y “ser iglesia, por lo que al ser “hijos de este único Dios” y por lo mismo hermanos, “estamos llamados a hacer presente este amor”. “Si nos reconocemos hijos de Dios somos capaces de amarnos”, remarcó monseñor Aparicio.
“Que todos sean uno como tu Padre en mí y yo en Ti, que sean uno en nosotros”, señaló monseñor Sáez al asegurar que “es desde este imperativo que se siente la urgencia de la universalidad”.
Fuente: La Paz, 23 (ANF).-
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.