Miercoles 24 de mayo de 2017
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A más de once años en el gobierno de la nación, muchos altos dirigentes y militantes del MAS no pueden prescindir de los insultos, de las posiciones de enfrentamiento, de utilizar calificativos y de endilgar cualquier falta o delito a los medios de comunicación y a los periodistas. Lamentablemente, la colectividad nacional ha sido expectante de conductas ajenas al respeto y consideración que se deben guardar en las relaciones con la prensa y con los periodistas porque parece que se cree, vana e inútilmente, que sin adjetivos ni posiciones radicales de quienes poseen poder, esos comportamientos son fundamentales para "el buen gobierno y que el pueblo, resignadamente, debe soportar lo que debería estar muy lejos del uso irracional".
Hace pocos días, un ex-alto funcionario ha proferido insultos contra un periodista tan sólo porque éste informó sobre lo que hace su despacho. Proferir insultos, mostrar poses airadas y fuera de lugar, sentir que se es autoridad tan sólo con el uso de términos ajenos al respeto y buena educación parecería ser el "modus-operandi" de quienes no tienen razón porque están muy lejos de tener conciencia de servicio y fraternidad, son ajenos a entender que los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos de los demás.