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Jueves 18 de mayo de 2017

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Ecológico Kiswara

Editorial

Como en el planeta de los simios

18 may 2017

Fuente: LA PATRIA

Quizás las actuales generaciones no sepan a qué nos referimos, sin embargo, quienes eran amantes del cine en el siglo XX saben que El Planeta de los Simios, es un filme en el que cuatro astronautas aterrizan en un planeta de simios inteligentes, que hablan, están políticamente organizados como sociedad y enjaulan a los humanos.

Dos simios que trabajan en un laboratorio se dan cuenta de las habilidades "extraordinarias" del astronauta Taylor e intentan hacerlo hablar y descubrir qué más sabe hacer.

Es más o menos lo opuesto a lo que ocurre en el planeta Tierra, donde el hombre es quien tiene el poder sobre todo ser vivo que habite en este mundo.

La artista Marina Abramovic hizo un experimento colocando en una mesa objetos de placer y otros de destrucción que la gente podía usar en ella durante 6 horas, sin que ella reaccionara, pues ella se convertía en objeto. Al principio la gente se acercaba de manera tímida, alguien la decoró con flores, otro la unió a otro objeto con una cuerda, pero a medida que pasaba el tiempo la postura de la gente cambió, usaron cadenas, la rociaron con agua y al ver que no reaccionaba hubo una escalada de violencia, usaron una navaja de afeitar para cortarle el cuello, otra persona arañó su vientre con las espinas de las rosas, le cortaron la ropa, hubo asaltos sexuales menores, alguien le apuntó con la pistola y alguien más la defendió.

Con esa experiencia llegó a una conclusión, que la violencia se intensifica con rapidez hacia otras personas "cuando las circunstancias son favorables para quienes la ejercen". Lo mismo ocurre con los animales, cuando éstos están indefensos y las personas tienen armas y la posibilidad de hacerles daño, lo hacen.

Pero pensemos, ¿qué pasaría si fuera al revés?, ¿qué tal si ocurriera que, como en el planeta de los simios, el poder estuviera en manos, o en las patas, de los animales? Seguro que los humanos no se portarían de manera tan cruel y despiadada.

Cuando se habla de empatía, no sólo debemos ponernos en el lugar de otras personas, sino en el de cualquier ser vivo que merece el mismo respeto que un humano, por lo tanto debemos dejar de asumir conductas violentas contra seres indefensos y más aún si se trata de animales.

Fuente: LA PATRIA
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