Recursos económicos sin aprovechamiento de orden productivo

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No hay otra manera de explicar la situación que durante varios años permitió a nuestro país gozar de ingresos provenientes de la exportación de nuestras materias primas en periodos con excelentes precios internacionales, hablando del (barril) de petróleo y el valor derivado para el gas, y en el otro frente, la venta de nuestros concentrados de minerales y nuestro estaño metálico.

Es evidente que buen porcentaje de los recursos que ingresaron al país, sirvieron para el desarrollo de planes catalogados en el rubro de obras públicas, algunas de importancia real en comunidades rurales, otras en ciudades, especialmente las del "eje central", y por supuesto, no faltaron fondos para inversiones en "mega proyectos", pero con características de "inversiones suntuarias" como fueron calificadas por los observadores políticos.

No se tomó en cuenta, por ejemplo, lo que sucede con la minería, sujeta a la vigencia de ciertos "ciclos", unos más largos que otros en su duración, causando serios problemas si se trata del bajón de precios o como sucedió antes con una escala favorable de ingresos por exportaciones mineras, pero que no se la aprovechó debidamente, y con el paso del periodo útil, se llega al ciclo crítico, en el que si no existen "soportes", que en nuestro país se canalizaron como "fideicomisos", la situación minera podía colapsar.

Varias autoridades de entonces, que ahora están en otros cargos, ligados también a la minería, no aplicaron políticas oportunas de ahorro, que muy bien pudieron ser parte de un capital sólido para la creación de un "fondo de reserva" o la restitución del que fuera Banco Minero de Bolivia, entidad de apoyo a la actividad minera privada, utilizando recursos de los propios "mineros medianos y chicos" para enfrentar los periodos de crisis. En el caso estatal, el "fondo" pudo ser el instrumento de respaldo al sector, incluyendo a las cooperativas mineras.

Ahora que se presenta otro "ciclo", con un repunte de precios que puede fortalecer al sector minero, sería prudente que las autoridades superiores de minería ordenen la implementación de un programa de previsión financiera que utilice un determinado porcentaje de los interesantes ingresos que se disponen actualmente por la producción y exportación de nuestras materias primas, especialmente los minerales.