Un fenómeno preocupante y por sus características, inquietante, está poniendo en vilo a la prensa libre, que se ve amenazada en varios países, especialmente en aquellos que viven bajo regímenes autoritarios y donde se conculcan las libertades dejando en desamparo de información a una gran parte de ciudadanos que se dan modos para rescatar noticias y opiniones de los periodistas libres y los medios sin compromisos subalternos.
La pasada gestión 2016, fue la que mostró una serie de hechos en contra de la prensa independiente, se atacó de manera directa a periodistas, se los calificó de "mentirosos y sensacionalistas" cuando estos se ocuparon de hacer denuncias sobre lamentables hechos de corrupción en niveles superiores del gobierno, se ganaron su inclusión en el denominado "cartel de la mentira" que prepararon algunos asesores políticos oficialistas, que no pudieron comprobar sus acusaciones y al contrario varios casos resultaron evidentes, comprometiendo la seriedad de mucha gente en el entorno presidencial.
En ese trajín noticioso más de dos periodistas se vieron obligados a buscar asilo en países vecinos, ante la amenaza de procesos "irregulares", detención y supresión de sus derechos constitucionales. Una periodista cambió de medio para poder opinar, ante la intervención de autoridades que interfirieron programas y en otros casos espacios de libre expresión.
Las condiciones de información se han tornado muy difíciles en el país y por lo visto es una consecuencia de ejemplos que se aplicaron en otros países, como el caso de Venezuela o Ecuador, donde periodistas y medios también sufrieron el rigor de la intolerancia y la amenaza constante para silenciar opiniones.
El problema es patético, como se lo muestra a nivel internacional, cuando la entidad internacional Freedom House, revela que Bolivia cayó 15 puestos en el ranking internacional de libertad de prensa en el mundo. El país de acuerdo al informe publicado está en la lista de países de mayor caída en cuanto se refiere a la libertad de prensa, junto a Rusia, Serbia, Turquía, Filipinas, Polonia y Venezuela.
Se añade una referencia desagradable, cuando por vez primera en la portada del informe de Freedom House que acostumbra incluir caricaturas sobre la situación mundial de la prensa, en su último número incluye a líderes de varios países montando en lobos que amenazan a los periodistas, incluyendo a Bolivia, en esa muestra de rechazo a los ataques contra la libertad de prensa.
Las entidades profesionales de la prensa, las sindicales y por su parte las empresariales han mostrado preocupación frente a los constantes embates de personajes del sector político oficialista, amedrentando y persiguiendo a varios periodistas que se atreven a denunciar actos de corrupción y reclamar por los derechos ciudadanos. Hay peligro de desocupación en el sector de la prensa independiente, cuando a las denuncias de agresiones físicas y verbales, como lo denuncia la ANP, se impone una "asfixia financiera" contra varios medios periodísticos recortando la publicidad estatal y hostigándolas tributariamente, poniendo en riesgo su derecho a trabajar libremente.
No hay mucho que festejar en el Día del Periodista, pero la ocasión es propicia para reiterar la férrea voluntad de los periodistas libres para no comprometer su conciencia, su moral y valentía, asegurando que se mantendrán en la línea de informar responsablemente, con la verdad por delante, en pleno ejercicio de los derechos que les asisten é incluidos en la propia Constitución Política del Estado, en los códigos de ética y en la Ley de Imprenta.
Fuente: LA PATRIA
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