Loading...
Invitado


Domingo 07 de mayo de 2017

Portada Principal
Cultural El Duende

Los fundamentos del éxito empresarial en la semblanza "Samuel Doria Medina" de Fernando Molina

07 may 2017

Erika J. Rivera

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

En nuestra era que aprecia poco el mérito y la exigencia académica, podemos, sin embargo, comprobar que el ABC del éxito empresarial se fundamenta en el valor de la profesionalización, el estudio disciplinado y la formación constante. Podemos percibir estos elementos en Samuel Doria Mediana. Biografía de un industrial (La Paz: Editorial 3600, 2016), de Fernando Molina. Es un libro que vale la pena leer para reflexionar sobre los diversos asuntos que nos competen a los bolivianos. Más allá de la comprensión histórica del país en un contexto mundial, desarrollaremos empatía hacia un sujeto que tiene una forma específica de mirar la vida. El sentido de su existencia es complejo, y el libro atraviesa desde lo más íntimo y personal, también lo familiar, asimismo el ámbito laboral y lo más radical: la percepción del país.

Según Fernando Molina los jóvenes emprendedores preocupados por el secreto del éxito abordan a Samuel Doria Medina con diversas preguntas como por ejemplo: ¿cómo, cuándo y dónde invertir?, ¿cómo evitar errores?, ¿cuándo y cómo distinguir un proyecto con perspectiva de la simple ilusión? A estas interrogantes Doria Medina responde con la siguiente explicación: "La mitad del éxito es la educación. Yo no pertenecí a un hogar de altos ingresos, pero mi padre tuvo el criterio de hacerme estudiar; yo le di importancia a los estudios universitarios e hice un grado y un postgrado en un tiempo en el que esto era inusual. Sí, el 50%, y aun el 50% +1 del éxito reside en la educación universitaria. Claro que algunos me preguntarán qué pasa con los muchos que son educados e igual fracasan en los negocios. Es indudable que la educación no basta. Pero es lo primero que un emprendedor debe lograr. Una vez que ya la tiene, debe además tomar en cuenta los siguientes cinco factores para hacer un negocio: El mercado: que haya demanda. Ir de menos a más: comenzar un negocio pequeño. Ganar plata desde el principio. Excelencia. Tener valores, si quieres una empresa sostenible".

Aunque estos consejos sean para emprendedores, es difícil no polemizar ante estas afirmaciones porque nos encontramos en una sociedad donde todos los años nos lanzan estadísticas de la sobreoferta de profesionales ante la poca demanda de los mismos por instituciones públicas y privadas. La realidad nos enseña a ser incrédulos ante las instituciones y la selección de personal porque somos eliminados ante candidatos con influencias y con poca o quizá ninguna formación técnico-profesional, es decir: mediante prácticas de nepotismo, clientelismo, amiguismo y corrupción. Casi siempre nos encontramos con instituciones caóticas, sin un sistema archivístico que haga ágil, oportuno y eficaz la toma de decisiones. Asimismo casi siempre nos encontramos con recursos humanos ineficaces en los diferentes procesos de administración. La biografía de Doria Medina nos muestra la aplicación de una administración modernizante en sus empresas y como prueba empírica de ello se puede apreciar la venta exitosa de una de ellas. Por lo tanto es una reflexión que nos llena de optimismo porque a pesar de todo el desánimo nos alienta a nunca dejar de estudiar. No hay duda que es una mirada positiva de las ciencias y del conocimiento en contra de la oleada contemporánea que se presenta como crítica del saber científico occidental que, se dice, no habría resuelto los problemas de la población.

El libro nos muestra que estas posturas demagógicas no han ayudado a una articulación seria para la resolución de un modelo económico que coopere en la consolidación de una clase media que deje de ser vulnerable para que se transforme en una clase consolidada. Asimismo el texto observa una mentalidad boliviana asistencialista. Las mayorías destinadas a tareas comerciales simples, por el modelo monoproductor de nuestro país, deberían ser empujadas a realizar tareas comerciales complejas convirtiéndose en parte de los procesos de producción. Esta biografía nos muestra que los proyectos de responsabilidad social son un intento exitoso de intervenir en la sociedad boliviana. Doria Medina insta a la clase empresarial a trabajar con mayor ahínco y seriedad no por un civismo abstracto, sino porque todos somos parte del circuito para que todo funcione bien. Si los ciudadanos tienen una mayor calidad de vida, las empresas también crecerán. Esto significa que la individualidad es un estímulo para la circulación beneficiosa de todos en esta sociedad.

Esta biografía es reflexiva porque nos impulsa a preguntarnos qué podemos hacer desde el lugar que nos ha tocado existir. Para Fernando Molina su biografiado es uno de los mayores industriales de nuestra historia y considera que no es valorado como se debe porque en los prejuicios bolivianos el emprendedor privado es presentado como el egoísta que va en contra del Estado y del bien común. Esta dicotomía para Molina es una fórmula teórica errada porque no analizamos el bien social que se produce con la fabricación de artículos y la creación de fuentes de trabajo. Esta postura podría ser cuestionada preguntándole al autor sobre lo que él considera "artículos necesarios" y "la vanguardia industrial" que provienen de hornos y combinaciones químicas que contaminan el mundo. ¿En qué medida el planeta es más digno para el ser humano hoy con el problema del calentamiento global y los daños ecológicos irreversibles? ¿Qué hacemos con la mano de obra calificada que causa desempleo a numerosos miembros de la sociedad? ¿Qué somos si no producimos para el mercado y nos quedamos fuera y ya no existimos ni como dato estadístico? Es evidente que las afirmaciones positivas de Molina sobre la industria son cuestionables hoy cuando tener un empleo ya es un privilegio sin importar las condiciones ecológicas. La biografía nos muestra, empero, que es posible una industria con responsabilidad ecológica como las cementeras que cuidan el medio ambiente de su entorno. Asimismo el texto señala elementos de reflexión crítica al realizar un balance sobre los presupuestos del Estado que siempre benefician a los que tienen asegurado un capital en detrimento de los que son vulnerables.

Samuel Doria Medina Auza nació el 4 de diciembre de 1958 en La Paz. Cursó hasta el cuarto año de primaria en el Colegio Alemán en Oruro. A esta temprana edad se visualizó su carácter fuerte. Buen estudiante y negociador innato, aún más, bajo presión. Con el ahorro de un mes de recreo se inscribió en un concurso de dibujo en la municipalidad alentado por su madre Yolanda Auza Guzmán de Rojas, quien tenía la esperanza de que su hijo hubiera heredado el talento de su tío, el célebre pintor Cecilio Guzmán de Rojas. Samuel ganó el concurso y fue premiado ante la mirada orgullosa de su madre en la glorieta de la plaza principal 10 de Febrero. Su padre Samuel Doria Medina Arana lo envió a terminar el colegio en un internado en la Argentina. En 1976 comenzó a despertarse su interés por la política. Acababa de comenzar la dictadura militar de Jorge Rafael Videla y vino la represión contra los jóvenes radicalizados influidos por la Revolución Cubana y el Concilio Vaticano II y, derivada de este, la "teología de la liberación". Samuel se inclinó a favor de los guerrilleros Montoneros en contra del abuso de poder de los grupos militares manteniendo su independencia de criterio. Retornó a Bolivia luego de salir bachiller con buenas notas. Se transformó en un joven serio y trabajador después del distanciamiento del ambiente juvenil paceño en el que había dado malos pasos. La experiencia de estos malos pasos nos lleva a reflexionar sobre el ambiente señalado en la estadística del Comando Nacional de la Policía del 2 de marzo de 2017: en los cuatro días de Carnaval en Bolivia hubieron 482 denuncias de delitos y 67 muertes con un incremento del 29 por ciento de víctimas en comparación con la anterior gestión. La sociedad idiosincrásicamente festiva -sin que se salve ningún estrato socioeconómico- tiene un común denominador: perder el tiempo a nombre de la sociabilidad dedicándose a fiestas, nicotina, drogas y alcohol, produciendo personas parasitarias e improductivas. Todavía hoy se celebra al más vicioso, zángano y fanfarrón en lugar de incentivar y competir por el cultivo del cuerpo sano y atlético, la cultura, el conocimiento, el intelecto y desarrollar el espíritu. Se habla de una sabiduría ancestral de nuestros pueblos. Pero lo que menos hacemos es conducirnos sabiamente, lo que resulta ser algo más complejo que el mero conocimiento técnico-científico porque tiene que ver con la toma de decisiones inteligentes para aprender a visualizar las consecuencias sin necesidad de provocarnos acciones dañinas ni para nosotros ni para la sociedad. Aún nos falta desarrollarnos muchísimo para producir el respeto por terceros. La biografía nos señala que estos logros no sólo tienen que ver con el dinero, sino que también es cuestión de mentalidad y de cómo formamos a las futuras generaciones. Samuel Doria Medina a sus 19 años, influido por su padre, quien amaba el conocimiento técnico-científico y mostraba interés por las soluciones de los expertos ante problemas complejos, ingresó a estudiar economía en la Universidad Católica, donde conoció a Nidia Monje Postigo, quien más tarde sería su esposa. Hasta el día de hoy comparten afinidades y afectos, como por ejemplo: la economía, la política y la familia. Juntos con amor construyeron un hogar exitoso, educando a sus hijos (Sandra, Samuel III, Fabián, Adrián y Ezequiel) con valores consolidados en la rectitud, disciplina, trabajo y con una mirada humanista. Samuel Doria Medina también estudió Administración de Empresas. En julio de 1980 no fue indiferente ante el golpe de Estado, movilizándose junto a colectivos estudiantiles. Este golpe de Estado cerró las universidades por más de un año y como aún le faltaba un semestre para acabar economía y dos semestres para terminar administración de empresas, decidió seguir sus estudios en la Arizona State University. En 1981 Samuel se convirtió en bachelor (licenciado) en economía. Realizó estudios de postgrado de 1982 a 1983 en la London School of Economics and Political Science accediendo al título de Master en desarrollo económico y la maestría en finanzas públicas.

Según Fernando Molina, para comprender a Samuel Doria Medina y su carrera empresarial debemos conocer la historia de la empresa SOBOCE. En julio de 2011, cuando fue premiado por la Asociación de Industriales Latinoamericanos como el mejor industrial de dicho año, expresó lo siguiente: "Acepto esta distinción en nombre de los industriales que, desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, se han empeñado en realizar lo que en todas las épocas se consideró una utopía: darle a Bolivia un aparato productivo propio".

Finalmente corresponde a los lectores interpretar esta semblanza desde diferentes perspectivas para comprender mejor nuestra historia.

* Erika J. Rivera. La Paz. Escritora.

Para tus amigos: