El precio de los principales alimentos de consumo familiar, registraron una elevación desmedida en el periodo de los últimos años, de ahà que para las amas de casa, el incremento de salarios para los jefes de familia por un lado o directamente a la mamá administradora, no es la solución práctica para cubrir el costo vigente de la canasta familiar en un determinado tiempo y lugar.
Un estudio realizado no hace mucho, por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), señala que, "al menos siete de los principales alimentos de la canasta familiar se duplicaron en los últimos diez años. La referencia alude a productos como la carne de res, la de pollo, el arroz, azúcar, aceite, la papa y los tomates, subieron más del 100 por ciento de su precio, lo que alteró de manera paulatina el registro de los gastos de alimentación primaria. Se menciona que tiempo atrás se compraban cuatro panes por un boliviano, en la actualidad sólo dos por el mismo precio.
En otros tiempos, el ama de casa podÃa cubrir el gasto de mercado semanal con 100 y hasta 150 bolivianos, 600 para el mes sólo en los alimentos imprescindibles, esa misma operación en la actualidad representa entre 1.000 y 1.200 al mes y con una estricta administración de los recursos hogareños, en los que además, sino todos los dÃas, hay que añadir ciertas raciones, de leche, frutas y algún complemento nutricional, especialmente para los niños y jóvenes.
El tema salarial y sus efectos, seguramente será motivo de algunos estudios adicionales a los del Cedla o del Ibce, tomando en cuenta los datos del INE o algunas otras investigaciones, que al final de largos procesos, de muchas vueltas en torno a la canasta familiar, y andar cuidadosamente sobre el esquema salarial, se concluye en algo irrefutable, y es que todo aumento salarial, implica la subida de precios de todos los alimentos de la canasta básica familiar y en general de todos los productos de consumo y de servicios, lo que significa en "buen decir", una mera "ilusión simplista" que alegra con el monto salarial, pero que desencanta en su efecto real, cuando se suman los gastos y el saldo es mÃnimo, si se da el caso o simplemente innotorio, justo cuando más dinero se necesita.
Lo que hace falta es la elaboración de una norma que defienda el valor del salario, y eso significa que se evite el agio, la especulación y la arbitraria elevación de precios, como si fuese norma paralela al aumento de salarios. Se necesita mecanismos de control, severidad de autoridades y una defensa práctica de la economÃa familiar.
Fuente: LA PATRIA
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