Jueves 04 de mayo de 2017
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Para construir un verdadero discurso polÃtico es imprescindible la construcción y experimentación de antagonismos, porque la significación de antagónico es la creación de la misma que supone crear un "enemigo" u otro contrincante; relación elemental para el establecimiento de fronteras o lÃmites polÃticos. Esta construcción de relaciones antagónicas y la definición de las fronteras polÃticas es crucial en la fijación parcial de la identidad de las formaciones discursivas. Esta experiencia de antagonismo muestra de modo ejemplar la contingencia de la identidad.
El antagonismo está en función de las condiciones en las que tiene lugar el conflicto, empero, para el discurso, los antagonismos suceden por la imposibilidad que les sobreviene a los grupos de adquirir identidades completas y positivas, y este impedimento existe porque la presencia del "enemigo", en una relación antagónica impide que el "amigo", alcance su identidad.
He aquà un ejemplo paradigmático de este alcance del antagonismo: muchos trabajadores son despedidos a consecuencia de una campaña de un gobierno para aumentar la productividad, mediante nuevas técnicas e implementos de última generación en una industria nacionalizada. Los trabajadores piensan que el gobierno y la directiva, con sus acciones, les impide completamente lograr su identidad como tales trabajadores. Para el gobierno y los directivos los trabajadores impiden la modernización de la industria o intentan desestabilizar al gobierno. Esta situación permite comprender la experiencia del antagonismo, y el conflicto demuestra, en la lucha por imponer una voluntad sobre otra, el fracaso de la identidad tanto de los trabajadores como del gobierno.