¿Cómo captamos las enseñanzas del Espíritu Divino?
23 may 2010
Por: Maximiliano Corradi
El Espíritu de Dios enseña en el tiempo actual el Camino Interno, el camino directo de regreso a nuestro origen.
En el tiempo actual, el tiempo en que se pone en marcha tanto lo oscuro como la irrupción de la luz divina, el Espíritu todopoderoso está empeñado en refortalecer la actividad de enseñanza en esta Tierra. El Eterno nos conduce al Camino Interno, en el que están contenidos Su paz, Su amor y Su armonía. Dios nos llama continuamente y nos exhorta a cumplir las leyes del amor, a hacernos conscientes de que detrás de todo lo que existe actúa la fuerza espiritual, la energía originaria, Dios.
Si nos hacemos conscientes de esto, viviremos en adelante más en nuestro interior, y nuestra verdadera Existencia crecerá desde el interior hacia el exterior. Este cambio en nosotros es el formarse y crecer de nuestro verdadero Ser individual, de nuestra consciencia espiritual, que desea manifestarse en este mundo a través de la armonía y de la paz. La meta es una fusión de todos los pueblos en un pueblo, en unión y amor cristianos, en el Dios que es el amor.
Muchas personas creen que lo visible es lo real. Ellas no se esfuerzan en alcanzar los campos más elevados de la vida espiritual ni en aspirar a la evolución espiritual. Por ello es necesario una y otra vez el que cada uno sea despertado.
El camino hacia la consciencia de Dios es estrecho y hay que superar muchos obstáculos. Sin embargo, la añoranza del ser humano por la fuente eterna de la vida, por regresar al océano eterno, a Dios, del que surgieron todos los seres y cosas, y hacia el que todo volverá de regreso, está fundada en Su ley eterna.
La vida y todo lo que existe, no puede desaparecer; experimenta tan sólo una transformación, que va de la sustancia densa y pecaminosa, hacia la sustancia sutil, hacia la vida pura. Para alcanzar nuevamente la sustancia primaria, la consciencia «Dios», cada alma tiene que emprender algún día el camino hacia el interior: éste va a través del autorreconocimiento y de la realización de las leyes eternas.
Las señales de un tiempo nuevo se manifiestan cada vez más: los seres humanos son removidos y sacudidos; muchos sienten añoranza de la verdad eterna, de la paz y del amor, y, sin embargo, están en lucha consigo mismos. Antes de la victoria está la lucha.
La meta de nuestro trabajo en nosotros mismos es crecer por encima de nuestro yo pequeño y humano, situarnos por encima de nuestros instintos inferiores, y conseguir a través de ello el acceso a la Luz Interna, a la Vida Interna, a la Consciencia eterna «Dios». Esto conduce al reconocimiento de que somos seres siderales, a los que se les manifiestan las múltiples fuerzas vitales, porque somos hijos del infinito.
(*) ivanmeden@yahoo.es
Ref. www.vida-universal.org
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